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viernes, 30 de enero de 2015

IV


Episodio 4



Narra George:

Me acerqué a los columpios y el de en medio me quise mecer. Hundiéndome en la desilusión mi silueta se encontraba ahí junto al otro columpio que estaba roto.

La esperé como un tonto saliendo de clases y nunca la vi, jamás llegó a donde nos suponíamos ver. Tengo la culpa por creerle y por haber aceptado. JA, ¿qué me hubiera esperado?
Hoy en la mañana no vi a Paul en la parada de autobuses ni en el instituto, qué extraño, él nunca ha faltado a clases a menos que estuviera enfermo o se le haya atravesado alguna situación difícil.
Hace una hora y media, más o menos salí del instituto, yo tenía la panza vacía por la que me marché del parque en que estaba y cuando iba dejando los columpios muy atrás, a lo lejos pude notar unas dos personas que llegaban en bici. Las dejaron y se dirigían a los columpios tomados de las manos, sonriendo y haciendo bromas entre ellos.
Pude percatar los rostros de Paul y Janeth a quienes menos me esperaba verlos juntos y sobre todo tomados de la mano. Ahora comprendo todo, Janeth me dejó plantado por Paul y Paul había faltado a clases para verse con ella. Al verlos sentí como jaloneaban aún más mis pobres tripas por hambre, por el enojo y la tristeza pero era mejor desaparecerme ya de una vez por todas de ese lugar.
Tomé un autobús a casa y sin que tocara la puerta, mi madre salió. Tal vez percibió que alguien se acercaba a la casa y quiso ver a través del visor de la puerta quién era.

_ Georgi, pensaba verte más tarde_ Dijo abriendo la puerta y al notar que yo no decía nada me hizo la incómoda pregunta.
_ ¿Cómo te fue en tu cita? _ De coraje le respondí sarcástico _ ¡De maravilla madre! _ Pasé por su hombro enojado y me fui al dormitorio.

Unos minutos después ella subió, yo me encontraba acostado clavando mi mirada al techo.

_ George, ¿puedo pasar? _ Tocó la puerta con un vistazo a la recámara. Yo acerté y ella pasó emparejando la puerta.
_ Mamá, te pido perdón por haberme desquitado así contigo. Tú no tienes la culpa. _ Me disculpé viéndola a los ojos.

Ella se sentó a un costado de la cama, y me preguntó de manera muy comprensiva qué había pasado. Yo sólo le dije lo del plantón de Janeth, no quise explicarle los detalles, estaba enojado y ya quería olvidarlo. Puso la mano sobre la mía y me hizo un cariñito a mi mejilla.

_ Te prepararé el mejor platillo de lo que un niño pueda antojársele. Pero ya no estés triste Georgi, esa niña se lo perdió. _ Me animó, yo sonreí. Ella me besó en la mejilla y yo la abracé. Es una maravillosa mujer.

Eran las seis de la tarde con diez minutos y al fin el fotógrafo había llegado. ¡ALELUYA! Esto ya se me hacía estresante, más con este cabello peinado todo a un lado, que me hacía parecer un niño tonto.
El fotógrafo nos indicó de cómo acomodarnos para la fotografía familiar. Claro, soy el consentido de la familia Harrison jeje por lo que el fotógrafo me colocó en medio de mis padres, y mis dos hermanos atrás.

_ Más vale que sonreían, oh arruinaran la fotografía _ Nos reímos de aquél comentario simpático del fotógrafo. Nos acomodamos y el fotógrafo se colocó detrás de la base que sostenía la delicada cámara fotográfica.
_ ¿Están listos? _ Nos preguntó el fotógrafo mientras se cubría con una oscura sabana.
_ ¡LISTOS! _ Entusiasmados respondimos todos al mismo tiempo.
_ Digan…whisky


                         



Y un deslumbrante flash vimos a través de la cámara.



Diario de Eugenia:


...



La tranquila tarde cuando la mayoría de nuestras cosas ya habían sido acomodadas aunque nos faltaba unas cuantas cajas por abrir, yo exploré nuevamente la casa comprada por mi padre.
Le había preguntado el por qué no pensó bien las cosas antes  de comprarla y obtener las escrituras. Y además el por qué ignorar otras ventas de casas que vendían en Liverpool. Su respuesta fue: “De acuerdo a mis posibilidades económicas ésta era la más factible de comprar por lo mientras Eugenia” pero las cosas, yo sabían muy bien que estaban por complicarse para él y para mí.
Esta casa que había comprado sin ser rentada, honestamente me desagrada. De poco espacio y sin electricidad. Había dos habitaciones arriba y dos abajo, horriblemente frías. La única calefacción es una vieja estufa de carbón incluyendo un pequeño patio trasero y un pequeño baño al fondo del patio. Odio la casa, a pesar de que estemos en épocas de calor la casa es fría por dentro.
Más tarde en mi fría habitación que me toca dormir me encontraba aburrida y no tenía nada que hacer más que recordar todas las imágenes que vi en ese álbum de los Harrison.
Recuerdo que en las siguientes láminas la señora Louise me enseñaba las fotografías en la forma como fue creciendo su hijo más pequeño George.


Continuará...

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Hola chicas, antes que sea un sábado madrugado subo como cada viernes jijijiji.


Qué bueno que hay más seguidoras. Agradezco a las que son nuevas en este fic, a Vicky, a Vicky Olivia y SOFY por fin te uniste. Sean bienvenidas aquí y muchas gracias por descubrir esta página. MUCHAS GRACIAS


Bye. ;) 





viernes, 23 de enero de 2015

III


Episodio 3



Diario de Eugenia:

1/07/1955

La fría madrugada del viernes en la estación del tren pisaba yo Liverpool, una ciudad marítima de la isla británica. Un puerto lleno de humildes marineros y varios barcos de Norteamérica, según unos breves datos comentados por el viejo amigo de mi padre que es el Sr. Draw.

Mi padre y yo nos sentamos en una banca de la estación cuando llegamos con nuestro equipaje. Algo aburridos y desvelados. El cambio de horario nos tenía muy cansados e inadaptados.






El Sr. Draw apareció en la esquina de donde estaba el reloj de la estación, con su típico traje de empleado de oficina, su sombrero oscuro y su maletín de piel. Nos levantamos y nos saludamos. Después el Sr. Draw se disculpó con nosotros por lo tarde que llegó y nos dijo que era por su coche que no arrancaba, sin embargo mi papá le dijo que no tenía que pedir disculpas  porque al fin y al cabo sólo fueron cinco minutos de retraso.   

Yo y mi padre pensábamos ver al vendedor de la casa acompañado del Sr. Draw pero al parecer no lo acompañó.

_ ¿Y dónde está el que me quiere vender la casa?_ Preguntó mi padre extrañado.

_ Está en su casa esperándolos. Allá el señor y tú van hacer todo el papeleó y el trato de la venta de la casa. Yo los llevaré en mi coche pero ya nos tenemos que ir. _ Respondió.

Subimos al coche del Sr. Draw que es un Ford modelo del año y de un color rojo elegante. Con su ayuda subimos unas cuantas pesadas maletas a la cajuela y de ahí nos dirigimos a donde él nos llevaría.






Narra omnisciente:



Con los brazos cruzados y una cara de enfado George Harrison se encontraba sentado en una silla del comedor de su casa. Su madre pasaba una y otra vez el cepillo por su cabello castaño de George, y después  aplanándoselo todo de un lado con algo de gel.


_ ¿Mamá ya terminaste? _ Gruñó.


_ Ya querido. Ahora mismo te traigo el espejo. _ Cuando regresó con el espejo lo puso a la vista de George como si fuera una sorpresa. En seguida George se vio reflejado con una cara de horrorizado.
_ Estás guapo. _ Comentó su mamá con una gran sonrisa.
_ No es cierto mamá, me veo ridículo. Ni creas que voy a ir así a la escuela. Mis amigos se burlaran de mí.
_ No lo creo Georgi, estás muy guapo. Aparte a tu novia le agradará verte así en tu cita de esta tarde.
_ Mamá _ Dio un suspiró _ en primera: no es una cita y en segunda: ella aún es mi amiga _ Se levantó y se acercó a la mesa para tomar el desayuno junto a su padre y sus dos hermanos.
Se despidió de sus padres y antes de que cerrara la puerta su madre le recordó que llegara a más tardar a las 6:00 pm para la fotografía familiar, y le advirtió de que no intentara despeinarse durante toda la mañana hasta después de tomarse la fotografía. Él asintió poniendo una cara indignada y cerró la puerta. Su mamá se echó a reír por la expresión de su hijo.
Después los tres hombres que quedaban en la mesa, dos de ellos se retiraron con su mochila y se marcharon de igual manera a la escuela. Sólo los padres quedaron, Louise y Harold, sentados en la mesa con una taza de té y unas galletitas de chocolate. Desayunaban y el silencio absorbía por toda la casa, es por eso que los dos pensaron en prender la radio y escuchar algo de ruido. Harold prendió la radio de la sala y empezó hablar algo que le venía a su mente.
_ Estos seis años que hemos pasado en esta casa, no me arrepiento de habernos mudado aquí en Upton Green _ Comentó Harold sentándose nuevamente a su silla.
_ La verdad estoy de acuerdo contigo Harold, aquí vivimos mejor. ¿Y las escrituras de la casa anterior, dónde las tienes? _ Preguntó Louise estirando su brazo para agarrar una galleta del plato blanco.
_ Las tengo guardadas para cuando vendamos la casa.
Louise sorbió su té y luego esbozó una sonrisa a su marido.
_ Pero mi cielo, ¿quién te va a comprar esa casa?
_ Un señor de nombre…_ quedó pensativo por un momento _ su nombre no lo recuerdo pero él está muy interesado en comprar la casa, y ya quedamos en vernos aquí para cerrar el trato. _ Confirmó y su esposa lo miró desconcertada.
_ ¿Cómo dices? _ Harold quiso explicarle a su esposa como sucedieron las cosas, pero tocaron el timbre y en la puerta se oyó un “Toc toc”. Harold se levantó y abrió.
_ ¿Es usted el Sr. Harold Harrison? _ Louise escuchó una voz masculina que no pudo reconocerla y por eso que fue a la puerta para averiguar quién era.
_ Así es. _ Acertó Harold.
_ Soy el Sr. Draw, la persona quien le interesaba la venta de la casa desde un principio. ¿Me recuerda?
Harold reconoció al hombre de pelo rubio y alto que le hablaba con cierta amabilidad.
_ Por supuesto. ¿Cómo ha estado usted señor Draw? _ Preguntó Harold extendiendo su brazo para estrechar la mano con la de él.
_ Bien _ Respondió Draw. Después a las dos personas que lo acompañaban las quiso presentar.
_ Mire señor Harrison, le quiero presentar a las personas quienes ahora se interesan por la casa que usted me ofreció.
Tomó el hombro de ambas personas y las acercó más hacia a la puerta de la casa.
_ Él es Larry, el quien le comenté por el teléfono.     
 _ Bonjour, comment allez-vous? _ Saludó Larry pero en el idioma de su natal país, por lo cual Harold lo miró confuso.
_ Disculpe, me he olvidado de que estoy en Gran Bretaña. Quise decir buenos días y cómo está usted.
_ Oh, sí _ Intervino Draw _ Es que Larry es un hombre francés al igual que su hija.
_ Se equivoca Sr. Draw. Yo nací en México. _ Corrigió Eugenia, la hija de Larry quien después se presentó educadamente con Harold.
_ Pero que educada mujercita, hablas muy bien el inglés al igual que tu padre, cariño. _ Comentó la señora Louise quien ya se había acercado a la puerta junto a su esposo.
 _ Gracias. _ Sonrió ampliamente la muchachita.
     
Los hicieron pasar y los invitaron a desayunar, Larry y Eugenia en realidad lo tomaron como suerte el desayuno, pues llegaron a Liverpool con las panzas vacías.
Después del desayuno hubo una conversación ampliada en el comedor y finalmente Harold, Draw y Larry empezaron hablar sobre la venta de la casa con el demás papeleó y el trato. Mientras que Eugenia comenzó aburrirse pero no trato de aparentarlo, aun así la señora Loiuse lo notó por su silencio y el bostezo que dio Eugenia, que se le ocurrió entretenerla con un álbum de fotografías de su familia. Y Eugenia las estuvo viendo mientras Louise le contaba las anécdotas y las historias de aquéllas personas que se encontraban en las fotos. Eugenia atenta la oía y reía en algunas ocasiones por algunas anécdotas chistosas que contaba Louise. El álbum era de color verde pantano con un margen dorado alrededor, grueso y pesado, pues ahí se encontraba todas las fotografías que habían tomado la familia Harrison French, y llegó a una parte Eugenia donde el álbum encontró en una lámina blanca y gruesa un nombre escrito en manuscrita negra a la diagonal.
“George Harrison” _ Leyó en silencio. Dio una vuelta a la lámina y se encontró a un tierno bebé.




_ Aaaaaaaaw. Pero qué hermoso bebé tiene, señora Harrison.


_ Más bien tuve querida, porque ahora ya creció y ya tiene sus doce años.


_ ¡Al igual que yo! _ Se sorprendió Eugenia por la edad que tenía aquél tierno bebé de la foto.


_ Me gustaría conocerlo _ Comentó Eugenia con una sonrisa mirando al techo y agarrando su barbilla.

_ Pronto lo conocerás querida _ Louise dijo, tocando el hombro de la chica con entusiasmo y con esa sonrisa tan dulce de mamá.  


Continuará…







sábado, 17 de enero de 2015

II


Episodio 2

  

Diario de Eugenia


29/06/1955


Han pasado varios meses desde el fallecimiento de mi madre.

Las cosas se complicaron de repente. La empresa en donde trabajó empezó a disminuir la popularidad en las prendas de diseño para mujer. Y a mi padre lo despidieron de su puesto en ilustrador de la revista “Vogue”.
Le dieron la carta de despedida y lo retiraron del sitio.
Supongo que fue unos de esos planes mañosos de un hombre envidioso que siempre buscó la manera de atacar a mi padre, aunque mi padre me diga que esta vez no fue él pero mis sospechas no se pueden borrar.
Mi abuelo al saber la terrible noticia nos llamó a larga distancia desde Guanajuato, diciéndole a mi padre Larry que se regresara si es que quería nuevamente a trabajar en su ex trabajo que tuvo por un tiempo allá, pero él quiso esperar y trabajar cuando lo necesitara. Además un pariente mío estaba en su lugar trabajando.
Tal vez quiso seguir mi papá intentando volver a entrar a su empleo y vivir en Paris, pues obviamente el empleo de mi papá en Paris es mejor el sueldo que el de su ex trabajo en Guanajuato. Es por eso que intentó entrar a la empresa pero la denuncia que le hicieron por no sé qué infracción cometido por él (aunque nunca lo crea) no le permitieron más trabajar ahí y le prohibieron la entrada. Fue muy cruel para él.  

La casa que tenían mis padres en Paris se la quitaron por no terminar de pagarla, el banco no le solicitó más préstamos por varias deudas que debían y casi nos arrebataron la vida de una manera tan repentina.
Perdió los lujos de comprar cualquier cosa material, los viajes que tanto él esperaba pasar conmigo y mi fallecida madre ya quedarán como un olvido. En la miseria estamos viviendo y vi con los ojos bien abiertos que la vida a veces es injusta que no sabes el por qué nos arrebata a nuestros seres queridos de un día para el otro y por qué nos hace estos cambios tan crueles. Es triste. Muy triste.

Al menos tuvimos aliados en aquel entonces en Paris. Mis abuelitos paternos y el amigo de mi papá el Sr. Dómine Draw. Ese señor apoyó mucho a mi papá cuando él empezaba apenas en su carrea y preparación. Lo impulsó también para que le dieran fama y sueldo en Nueva York. El señor me cae muy bien sólo que a veces siento un poco de tristeza y lástima porque está solo. 

Un señor de la edad de 50 años sin una mujer a quien amar y sin hijos a quien abrazar eso da tristeza sin embargo la amargura de estar solo no lo ha molestado, eso es bueno.
El Sr. Domine Draw nos ayudó a buscar un hogar en el cual pudiéramos vivir. Quiso brindarnos una casa que le ofrecían a él.
Esa casa pensaba  comprarla para convertirlo en un negocio de cervezas pero después de que supo la noticia de mi madre la casa nos las quiso disponer a nosotros.

_ Acepta Larry, el señor que me la ofrece la necesita vender. No vas a pagar ninguna renta. _ Dijo el Sr. Draw por el otro lado de la línea telefónica.
_ Draw, no lo sé.
_ Está bien Larry, piénsalo y cuando te decidas me llamas otra vez por teléfono. ¿Está bien?
_ Está bien Draw._ Colgó.

Mi padre y yo nos encontramos en la casa de mis abuelitos por ahora y yo trataba de relajarme, no quise estar estresada como mi padre lo estaba y no debería, según los comentarios del doctor cuando me fue a visitar la semana que pasó. Después de darme ese golpe a la cabeza me dijo el doctor que me afectó un poco por la cual el estrés tenía que evitar y el enojarme aunque no me considero enojona pero si muy sentimental, y eso también, me prohibió que no me deprimiera.
Mi abuelita me daba una pastilla, pregunté por qué me da esa pastilla. Ella me respondió que era mi medicamento, pero ¿para qué? Me da mucho sueño y me siento cansada con esas pastillas ¿acaso eso era una medicina?

_ Eugenia deja de estar haciendo preguntas. Tú sabes por qué te las doy.
_ ¿Y por qué dice la caja carbamasepina? ¿Por qué me la debo de tragar tres veces al día? ¿Abuelita?
_ ¡Eugenia! Qué te dije. No hagas preguntas. Te la tomas y punto_ Me metió la pastilla con fuerza. Yo hice una cara de disgustada y después me paso el vaso de agua para tragármela.

Recostada en la cama de mis abuelitos era muy cómoda sólo que yo dormía en la habitación de visitas y ahí la cama es dura. Mis abuelitos se quedan en su habitación y mi papá en el sillón de la sala.
A la mañana siguiente mis abuelitos salían a dar un paseo en el parque, yo fregaba el piso de la cocina y mi padre revisaba algunos sobres del banco en el único escritorio secreto de mi abuelito.

El señor Draw nos visitó. Yo me encargué de abrirle la puerta y lo saludé cortésmente. Le hice que pasará y le ofrecí un trago o un vaso de agua.

_ No gracias pequeña. Aquí espero a tu padre.
_ Ok, ahorita le aviso.
_ Gracias._ Se sentaba en el sillón con su portafolio delgado y color cajeta con una sonrisa.

En seguida le avisé a mi papá y él salió del pequeño estudio de mi abuelo. Conversaron un rato de cómo habíamos estado mi papá y yo, también los planes del señor Draw sobre su viaje a Nueva York y finalmente tocaron el tema de la casa que le ofrecían y que necesitaba ya ser vendida.

_ ¿Entonces ya lo pensaste Larry? _ Oía la conversación desde la cocina.
_ Sí Draw.
_ Y bueno ¿qué es lo que decidiste?
_ Mi hija y yo queremos esa casa. Yo no quiero vivir más aquí, quiero vivir en mi propia casa._ Lo oí muy decidido desde la sala de estar.
_ Me parece muy bien pero tu hija tendrá que saber hablar el inglés.
_ Sabe hablarlo, mi hija estuvo en una escuela en donde la prepararon muy bien en los lenguajes. Pero dime Draw, ¿por qué quieres que sepa y hable el inglés?
_ Porque esa casa está en Inglaterra. Es por eso que también ya me urgía tu decisión para que yo pueda darles sus boletos y puedan irse para allá.
_ Draw en serio no te molestes con nosotros, esto es mucho.
_ Oh ninguna molestia hombre. Tu hija y tú vivirán en esa casa y verás que les va ir mejor. Lo bueno que aún no la has metido a una escuela de por aquí.
_ No, por lo mismo de qué no sabía qué hacer. ¿Pero exactamente donde queda el lugar que estaríamos viviendo?
_ En Liverpool, por eso también harán un corto viaje en tren. No se preocupen. Todo está arreglado.
_ ¿Y cuándo partiremos?
_ Vayan organizándose y empaquen, que se irán este Viernes. Los veré muy pronto.

Se marchó el señor Draw y después de lo último que oí dejé de lo que estaba haciendo en la cocina.
Salí de la cocina y vi a mi padre cerrando la puerta. Volteó y lo asusté cuando aparecí detrás de él.

_ ¡Eugenia! _ Río leve.
_ Papá. No me dijiste que tu decisión ya la habías tomado._ Dije cogiéndole de la mano y llevándolo a la sala.
_ Veo que te enteras de las cosas muy rápido._ Me dio una sonrisa.
_ ¿Por qué no te quieres quedar aquí en Paris con mis abuelitos?_ Pregunté cuando nos fuimos a sentar al sillón.
_ Porque esta casa es donde ellos viven y donde tienen su propio espacio. Yo quiero también tener el mío, contigo. Aparte no se me hace comodidad dormir en un sillón durante las noches. _ Hizo una cara de disgusto graciosa que me sacó una sonrisa. Y es verdad, mi papá no dormía bien.
_ Oye papá, lo bueno que sabemos hablar en inglés y no en japonés _ Solté una risita y mi padre igual.
_ Así es. También lo bueno es que vas a ver a tu amiga Janeth, Eugenia.


Sí, es grandioso lo que decía mi padre. ¡Veré a mi mejor amiga nuevamente!
Ella vive con su mamá en ese lugar de Inglaterra desde hace tiempo, no tanto pero para mí fue largo.

_ ¿Por qué no le escribes una carta de que pronto la estarás viendo?_ Sugirió mi padre.
_ Tienes razón, ahora mismo cogeré un lápiz y un papel _ Dije con entusiasmo levantándome para ir hacer mi carta a Janeth.

Entré a la habitación de visitas y antes de escribir mi carta y empacar todas mis cosas me miré al espejo del tocador y vi a través de mí el entusiasmo de hace muchos años y el alma de una niñita divertida e inocente, recordar todo lo que pasé en el internado y la buena memoria que aún guardo a través de mis pensamientos de convivir con mis padres. Hace tiempo que no me veía así pero es culpa del gran dolor sin la presencia de mi madre que me pone deprimente y muy triste.
La recordé y me imaginé aquí presente a lado de mí abrazándome y conversando como mujeres que somos.
Derramé una lágrima, me quise sentar sobre las sábanas blancas y miré muy fijo a la cabecera.

 Busco la fuerza y no es tan fácil hallarla porque aún no la encontrado. 


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Hi Chicas.

Ya no pude subir el otro capítulo que les decía. Ayer ya no hubo el doble cap porque se atrevaseraron algunas cosillas y eso me hizo cerrar mi compu, que ahorita no les voy contar el por qué pero fue esa la causa, disculpen ustedes.

¡PERO QUÉ CREEN! hoy les compartiré un video y quiero que lo vean porque hoy precisamente HOY es el cumpleaños de una de las que son personajes de este fanfic, y aclaro, este personaje no es ficticio, si existe, aunque ella no sepa que es un personaje de esta página tan loca y fuera de la realidad. Con esa celebridad yo me inspiré por sus francesas canciones para hacer estas historias. Creo que ya adivinaron. Ella es Françoise Hardy.







Este vídeo decidí publicarlo en mi página porque es uno de los que más me gustaría que lo vieran. Feliz cumpleaños no. 71 Hardy.

Un beso GRANDE a ustedes chicas.

Bye…

PS: Agradecería si comentaran.





viernes, 16 de enero de 2015

I

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Hola chicas, sólo quiero decirles que…
*Hoy 16 de enero, precisamente viernes (mis días favoritos de la semana) se celebra día mundial de mis 4 ídolos de Liverpool….con ustedes THE BEATLES._ Aplauden
Sip, hoy es un día para festejar, por la música que hoy en día escuchamos y escucharemos todo el mundo quien les guste y sea Beatlemaniaco de corazón <3 y que no he subido casi nada este mes les tengo una buena noticia.
*¡HABRA DOBLE CAPÍTULO! Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Por el día 16 y porque hoy estoy feliz por comenzar esta historia.
Los dejo y sigan leyendo.   

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Episodio 1



Dentro de un aula de clases un muchacho escuálido con el cabello marrón y grueso, entró y se sentó en la última banca de la fila trasera. Con el rostro abajo y mirando con esos ojos cafés intensos directamente a su cuaderno. Hacía como si estuviera poniendo atención cada palabra que comentaba el profesor de historia sobre aquélla tarea que dejó, sin embargo él no lo escuchaba.
Se concentraba dibujando en la libreta innumerables y obsesivas ilustraciones de guitarras, lo que anhela aprender a tocar el muchacho de tan sólo 12 años.
Más tarde cuando había salido de la escuela se dirigía a la parada de autobuses donde siempre veía a un chico que de igual forma esperaba el autobús. El chico mayor que él, por un año, se animó a preguntarle al más joven por su nombre, ya que siempre se frecuentaban después de clases. Éste le contestó.
_ Mi nombre es George Harrison_ Con una voz baja que apenas se le pudo escuchar.
_ Yo soy Paul, Paul McCartney_ Dijo aquél muchacho de los ojos grandes y color avellana, extendiendo su mano con una sonrisa.
George le respondió el saludo y de ahí llegaba el autobús. Paul quiso sentarse en los penúltimos lugares, George lo siguió de la forma que quedará en la orilla y Paul en el lado de la ventanilla.
Durante el trayecto platicaron con un poco más de confianza de lo que hacían o les gustaba.
El chico de los ojos grandes y color avellana siempre bajaba antes que George, entonces se levantó y le dijo.
_ Bueno George te dejo. Fue un gusto platicar contigo este corto tiempo.
_ Igualmente_ Sonrió dándole permiso para que Paul pudiera pasar.
_ Nos vemos._ Dijo por último Paul.
_ Adiós.
Unos minutos después George bajó del autobús y tuvo que caminar algunas cuadras porque el bus no lo dejaba exactamente en su casa. Caminaba tranquilamente hasta que unos tres chicos lo empezaron a perseguir. Al reconocer los rostros dio muchos pasos apresurados, sabía muy bien quienes eran y no quería que lo molestaran.
Uno de ellos tomó brusco el hombro de George.
_ Aguarda esquelético niño_ Dijo el líder del grupo con una maliciosa sonrisa.
_ ¿Qué quieres Dave?_ Preguntó George con un tono cansado.
_ ¿Recuerdas que nos debes una?
_ No_ Contestó secamente y seguía caminando sin mirar a ninguno de ellos.
Los chicos se molestaron por la actitud del joven. A ellos no les gusta que nadie los ignoren o les contesten de esa manera, es por eso que sujetaron a George forzosamente y lo llevaron al callejón más cercano.
Dave levanta violentamente el cuello de su camisa de George y lo azota contra la pared.
_ No te hagas el tonto, tú nos debes una._ Apretó Dave el puño y le da una fuerte golpiza en el estómago, lo que provoca que George le salga súbitamente sangre por su boca.
_ Eso es por aventarme tu asqueroso chicle en mi cabeza.
_ Te equivocas Dave…_Tosió, colgando la sangre en sus delgados labios.
_ yo no fui el del chicle. No sé quién fue_ Adolorido habló George con la verdad pero Dave río incrédulo y los demás también.
_ Oye niño esquelético, ya no te andes justificando. Te va ir peor._ Dave estaba a punto de darle otro golpe en su estómago pero una vez más un chicle masticado y todo babeado había sido lanzado al cabello de Dave que estaba peinado al estilo rockabilly y todo cubierto de gel.
Dave volteó a ver furiosamente a sus acompañantes, pensado que eran ellos.
_ ¿Quién carajos fue?_ Gritó molesto a los chicos que venían con él. Ellos se miraron algo sorprendidos y no supieron que contestarle a su “líder” 
_ Contéstenme par de idiotas o si no ustedes también se ganaran un puñetazo.
Nadie contestó pero ya no era necesario, Dave acababa de ver el próximo chicle en la cara de uno de sus amigos.
_ ¡Aunch! Eso dolió_ Se quejó uno de ellos. Sobándose su mejilla en donde el chicle golpeó. Dave no pudo evitar burlarse de su amigo.
_ Pero que idiota estás Jake._ Carcajeó por unos momentos y dejó de reírse cuando ahora una piedra tocó violentamente a la nuca de Dave.
_ ¡Maldita sea! ¿Quién fue?_ Reaccionó agresivo. Volteó a ver a todos lados y fijaron sus ojos a George que ya se le había escapado cuando éste se distrajo. Esto lo frustro más.
_ Ustedes alcancen al esquelético ese. Pero ¡Córranle!_ Sus amigos obedecieron inmediatamente a Dave.
_ ¡A ver! ¡Sal de ahí cobarde! Porque no sabes con quién te metes_ Gritaba Dave, mirando hacia todos lados.
Mientras en el otro extremo del callejón, George se trataba de esconder detrás de unos botes de basura. Sin darse cuenta a alguien estaba aplastando y causó que el escondite quedará más apretado.
George fue empujado y cayó a un charco sucio. Vio que los amigos de Dave se acercaban a donde él estaba tirado. Lo rodearon y se burlaron un rato de George, mirándolo como un pobre insecto inofensivo.
Pero no olvidemos el otro quien se escondía también detrás de los botes de basura y el quien empujó a George. Salió con una vieja bolsa de compra cubriendo el rostro y cabeza, con dos agujeros a la altura de los ojos, un pequeño triángulo destapado a donde se encontraba la nariz respirando y con una pequeña arma (resortera) la cual usaba para lanzar pequeños objetos.
¿Sería el que empezó a molestar a los chicos desde un principio? Seguramente.
Ya no eran piedras ni chicles que iba a lanzar esta vez, ahora para que prosiguiera su ataque a los chicos que rodeaban a George, sacó ligas del bolsillo y empezó a lanzarlas a los cuerpos de los dos muchachos.
Al parecer tiene experiencia en lanzar ligas a las personas. Muy ágil y muy rápido. Los chicos quejándose se alejaron del callejón. George se levantó y los miró con una sonrisa.
Quedó de espaldas el quien lanzaba las ligas, los chicles y las piedras, hasta que algo chocó a su bolsa de compra que cubría hasta su barbilla. Era Dave que lanzó un chicle echo bolita y muy duro.
_ Desgraciado. Eras tú el que empezó todo._ Al oír la enojada voz de Dave a sus espaldas, se quedó inmóvil.
_ Que…te vas a quedar ahí como estatua_ Le gritó Dave.
Esta vez Dave le lanzó una piedra grande y más fuerte. ¿De dónde sacó la piedra y el chicle? Eran las mismas que fueron lanzadas a Dave.
Dave poco a poco se acercaba más hacia ésa persona y a la vez prevenido. Descubrió que esa persona era un poco peligrosa.
Inmóvil aún quedaba la persona de la bolsa de compra pero se acordó de una pelota de béisbol que guardaba en una parte del pantalón. La sacó discretamente y la lanzó al momento que Dave hablaba.     
_ Anda que esperas ton…._ No termino la frase. La distancia era corta, Dave estuvo más cerca por la que la pelota de béisbol pegó inesperadamente más fuerte a su boca.
George Harrison ya no era el único que tenía la boca sangrada, Dave también, y seguramente él tenía que ir con el dentista. Éste se cubrió la boca con una mano y se empezó a quejar mucho. Habló pero ni George y ni la misteriosa persona de la bolsa de compra le entendían.
George fue por la pelota de béisbol, la persona de la bolsa de compra se retiraba del callejón y Dave no lo permitió que se fuera.
_ Hazte a un lado esquelético, esto no se va a quedar así._ Empujando a George que estaba a un costado de Dave.
Dave se dirigió con furia hacia la persona de la bolsa de compra y al momento que le iba a quitar la bolsa con que lo cubría para después golpearlo, éste se volteó rápidamente y detuvo la mano de Dave. Doblando su muñeca y dándole un rodillazo a su estómago. La misma fuerza le dio tal como lo hizo Dave con George cuando le pegó con el puño.
Dave ya no pudo corretearlo, estaba sufriendo de los golpes que se había ganado.
La persona de la bolsa se fue como un pequeño ladrón y George lo siguió para entregarle la pelota.
_ Oye espera._ Tocando el hombro. Éste se detuvo, George apenas alcanzó a ver sus claros ojos miel y éste le rebató la pelota de béisbol sin fijarse la mirada de George.
_ Te quiero dar las gracias por…_ George fue interrumpido cuando ésta persona, quitándose la bolsa puesta en su cabeza habló.
_ Que te quede claro que no lo hice por defenderte. Más bien lo hice por molestarlos a ustedes._ Dejando caer su larga cabellera rubia y lucir su cara blanca de mejillas muy pálidas. A George lo dejó muy sorprendido, pues se trataba nada más y nada menos que de una chica.
Sospechó que ésta chica tuvo que ver mucho cuando Dave culpaba a George por lanzarle el chicle de mascar en el descanso de la escuela.
_ ¿Entonces tú eras la que causó todo?, ¿la que le lanzó desde un principio el chicle a Dave durante el receso?_ Preguntó George con un tono medio molesto.
_ ¡Por supuesto! Esa misma._ Contestó la chica rubia con una gran sonrisa.
George se enfadó mucho con ella saber que ella le provocaba problemas desde hace unos días dentro de la escuela.
_ Mejor no te metas con los hombres, vaya llegar que un día no te aguantes.
_ ¡Disculpa! Pero yo sé defenderme, no soy tú que anda corriendo como niñita por todas las calles de Liverpool.
_ Aun así no me andes provocando problemas ¿quieres?_ Dijo molesto dándole la espalda. Ella se empezó a reír doblando la bolsa de compra que cubría su cabeza.
_ ¿Y quién dijo que dejaré de provocarte problemas?_ Riendo. George se molestó más.
_ ¿Que no tienes otra cosa más que hacer? Deja de estar entrando al instituto donde voy y desaparécete._ Se volteó a verla con fastidio.
_ No lo haré. En el instituto donde vas es mi lugar favorito para irme de pinta._ Lo miró desafiante.
_ ¿Sabes qué? el día en que te encuentre ahí yéndote de pinta, te meterás en graves problemas señorita.
_ Tú quién eres para llamarme así._ Reaccionó a la defensiva la muchacha.
_ Un chico que lo hiciste enfadar.
_ No me digas._ Río sarcástica y después le echó una mirada nefasta.
_Y tú sabes que el día en que me encuentre contigo ahí “descubriéndome”_ hizo comillas en sus dedos.
_ te daré un golpe en tu cabeza para que nunca lo recuerdes_ Con voz amenazante le dijo la chica a George. Él quedó callado, la miró un momento más y después se fue.
_ Mejor cuida tus espaldas flaco_ La chica le dijo por último en tono burlón.
George la ignoró y volvió a tomar su dirección a casa. La sangre se quitó y trato que quedarán sus labios de lo más normal para que cuando llegara a casa no lo interrogaran sus padres.

Al día siguiente como todas las mañanas paso a oírse una dulce voz de mamá tocando suavemente la puerta de su adorable hijo.
_ Querido, ya despierta o se te irá el autobús. Tu desayuno ya está.
George se despertó con un gran desgano para ir a la escuela y antes de alejarse de sus gruesas cobijas paso dos cosas por su mente. La primera era un motivo para levantarse.
“Tendré que levantarme para rescatar el delicioso desayuno que me tiene preparado mi mamá Loise o si no será devorado por algunos de mis hermanos Harry o Peter.”
La segunda cosa que pasaba por su cabeza fue un temor, encontrarse en los baños del instituto con Dave y sus amigos y lo golpearan por lo sucedido de ayer.
Se puso el uniforme de los estudiantes ingresados al instituto varonil de Liverpool, (Institute Lower School). Y antes de ponerse las largas calcetas blancas acordó que tenía que volear sus zapatos que ya estaban medios sucios. O si no, no iba a entrar a ninguna clase, según la advertencia del leal y estricto prefecto Joel.
Bajó las escaleras con su mochila en la espalda. Tomó el delicioso desayuno que por suerte, no fue devorado por sus hermanos como él pensaba y se despidió de sus padres Loise y Harold.
Salió y caminó las cuatro cuadras recordando a la chica de ayer, en parte estuvo bien que apareciera en el callejón para que no fuera estrangulado por Dave y sus amigos. Pero la otra parte mala es que se llevó una gran decepción de la chica rubia.

“Aparentemente no parecía cualquier muchacha sencilla de Liverpool, pero vaya actitud grosera” Pensó, con la mirada fija a sus pasos que daba.

Vio una pequeña moneda de a un pequín rodando a sus pies, la quiso recoger pero no se dio cuenta de que el dueño de la moneda también quiso recogerla y entonces chocan con la cabeza agachada los dos al mismo tiempo.
_ ¡Aunch!_ Se sobó George su frente con una cara dolorida del trancazo.
_ Discúlpame, debí dejarte de que la recogieras_  Se disculpó el chico con quien chocó George, que también se sobaba del dolor. George levantó la mirada y reconoció a su amigo del bus.
_ ¿Paul?_ El chico lo miró con esos ojos adormilados al oír su nombre y después lo saludó con la misma sonrisa natural de ayer.
_ Hola George, perdón por chocar contigo.
_ Oh no te preocupes. Ten tu moneda_ Le entregó su moneda en la mano y después comentó.
_ Al menos fui yo en quien la recogió y no fue otro._ Rieron levemente al mismo tiempo.
_ Si, gracias. ¿Oye vas ir a la escuela?
_ Si, vamos._ Se acompañaron hasta llegar a la parada del autobús.
Subieron al bus y de igual forma se sentaron en los penúltimos lugares.
_ Y bien, cuéntame George, ¿Qué año cursas?
_ Apenas voy en el primero y ¿tú?
_ Yo en el segundo. Con razón. Tu cara no pudo engañarme que eres menor que yo._ Le guiñó un ojo a George. Él sólo sacó una sonrisa liviana.






Cuando llegaron al instituto, George nunca se esperó encontrar a la chica de la larga cabellera rubia en la entrada, chupando una paleta y provocando varias miradas curiosas y extrañas de los chicos que entraban al instituto.

_ Mira, una chica. _ Señalando Paul para que viera George.

_Qué hará aquí. ¿Se habrá equivocado de instituto?_ Dijo gracioso Paul.
_ No lo sé_ indiferente habló George, sin importarle la presencia de la chica que esperaba a alguien. Dejando a Paul solo en las escaleras caminó hacia la entrada pero la chica de los ojos claros de miel le habló.
_ Oye, oye espera. _ George la miró extraño y Paul se acercó curioso hacia ellos.
_Vengo a disculparme por lo de ayer, no debí comportarme así contigo. ¿Me perdonas?_ George nunca se imaginó que la chica de ayer le hablara y viniera hasta el instituto por el sólo hecho de disculparse. Ella demostraba un aspecto rudo y negativo o al menos eso suponía George.
_ También por lo del chicle y por las otras cosas que te hiciera provocar problemas con los del quinto grado. Te vi vulnerable y de una manera te quise molestar.
_ Ah ok. Te perdono.
_ Soy Janeth._ Le sonrió a George.
_ Yo soy Paul._ Poniéndose en frente de George y alzando su mano de forma educada con una sonrisa coqueta.
_ Aaah. Hola… ¿Y tú de dónde saliste?_ Preguntó extrañada sin contestarle el saludo.
_Soy amigo de George.
_ ¿Tú te llamas George?_ Lo señaló Janeth
_ Sí_ contestó sin ánimos George.
_ ¿Oye por qué no dejaste que George se presentara?_ Preguntó poniendo sus manos en la cintura. 
Paul bajó poco a poco su brazo y borro esa sonrisa que mataba a cualquier chica cuando se presentaba, según Paul, pero para Janeth era la excepción. 
_ Aparte no hay necesidad de saber el nombre tuyo. Mejor entra a clases niño bonito.
_ No me digas niño bonito. Mi nombre es Paul.
_ Sí como digas, niño bonito.
Janeth parecía no agradarle al chico tan simpático y de cara muy tierna.
Ella se marchó sin decirles ya nada más que adiós a Paul y a George. 
Los chicos vieron cómo se iba haciendo chiquito el cuerpo de Janeth cuando ella se retiraba más y más del instituto. Al verla que desparecía a lo lejos entraron al instituto y cada quien se iba a sus respectivos salones. Curiosamente en la misma chica de la cabellera rubia y larga pensaban George y Paul, y su distracción de hoy en las clases era ella, Janeth.

¿Acaso la chica rubia sin querer había tocado el corazón de uno de ellos dos?
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Tal vez estén confundidas y molestas porque siempre si use el narrador occidente pero, sólo en los primeros capítulos ya los demás... ¿Quién sabe? Es que yo también estoy confundida e indecisa, es por eso que quiero comentarios abajo. ¿Qué les  pareció? ¿Está bien en la forma en que lo narre? Comenten POR FIS J


En un ratito publico el cap. 2









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