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lunes, 31 de agosto de 2015

XV


Episodio 15

Narra Janeth:

Cerca de las grandes rocas de la playa a mí me tenían sujetada en brazos, un par de imbéciles manipulados por uno que se creía un gran Teddy Boy, aunque no lo sea y mejor un gigantesco idiota bueno para nada, ¿adivinaran quién?

Me forzaron y me arrastraron sobre la arena cuando éste les gritó y ordenó que me trajeran, a donde a Paul lo tenían acorralado y sostenido otros dos desgraciados.

_ ¡Dave, ¿qué coños haces aquí?! _ hablé con mucha ira.
_ ¿Te interrumpimos acaso? _ empezó a sonreír estúpidamente, obteniendo en sus puercas manos el costoso reloj de muñeca que nos había arrebatado a mí y a Paul.

Estos hijos de p#%@ me van a violar, y a Paul le van a poner una madriza de aquéllas, tendré que hacer un plan.

 _ Si lo que quieren es plata les damos pero déjenos ir.
_ Haber chiquita, mejor te callas que tu novio ya te estrenó de seguro, o qué, ¿te vamos a estrenar nosotros?

 Con furia intenté zafarme de los que me sujetaban pero era inútil me tenían como camiseta de fuerza, el idiota y sus demás bufones solamente reían.
_ Está bien _ me calmé _ si ya no me dejan otra opción, al menos vamos hacerlo más agradable. No necesitan pegarme y ni obligarme _ les dije.
Paul me miró asustado y preocupado, y cada vez que él quería zafarse de esos cabrones que lo tenían sometido| éstos le golpeaban, por lo que le dije que se tranquilizara e iba estar todo bien.
_ Bien entonces suéltenla. _ ordenó Dave y los tipos me soltaron. Él me jaló brusco de un brazo y les dijo _ Ustedes se quedan a vigilar al cachetes blancos _ señaló a Paul _ y tú vienes conmigo. _ se dirigió a un chico de cabello blando y medio pecoso.

Qué feo estaba.

Éste se fue con nosotros y nos retiramos un poco de dónde estábamos.
_ ¿Por qué uno no se recuesta? _ intenté hacer un ambiente cómodo.
_ Vas Jake, hazle caso a la rubia  _ le mandó Dave al feo de su amigo. Obedeció y éste se recostó en la arena. Me hinqué frente a él y Dave se quedó parado a mis espaldas de mí, observándome como un búho. Yo les sonreía nerviosa y el idiota de su amigo Jake igual, pero en una de esas le eché la arena tal y como él se la echó a Paul desde un principio; y al Dave que le pego con todas mis fuerzas en los meros huevos, lo que le hizo doblarse como una embarazada apunto de tener un parto, eso me hizo recordar la vez que le pegué con la pelota de béisbol el mismo día en que conocí a George.

Me eché a correr como loca y los otros sujetos fueron e intentaron ayudarlos por lo que Paul aprovechó ese momento y logró huir conmigo también.

 
Narra Paul:

 Corríamos muy rápido y yo ya me empezaba a cansar, Janeth no sé cómo le hacía para mantener su misma velocidad, no la disminuía y seguía corriendo muy rápido.  

Muy atrás de nosotros estaban ellos, los maleantes, corriendo para alcanzarnos.
 _ Espera Jan, ay qué parar _ decía ya cansado pero ella me ignoró y continuó corriendo hasta que la perdí de vista. Me tuve que esconder  para que no me viera ese tal Dave y sus amigos.
Ahora me preocupa Janeth, a dónde se fue. Será mejor que no tome el bus hasta hallarla.

 Narra Janeth:

 A Paul lo perdí. Pensé que iba atrás de mí corriendo pero no, que tonto ¿por qué no me siguió? Pues ahora ya ni modo, tendré que seguir yo sola.
Es el colmo, me fui por donde no me tenía que ir para tomar el autobús al faro de Mersey, era por el otro lado del puerto y ahora qué hago, aquí está muy solo y no pienso regresarme, qué tal si éstos pendejos me siguieron hasta aquí y me los encuentro.

Narra Eugenia:

Después de la visita de la señora Louise _ la madre de George _ el doctor le había indicado a George hacerse unos estudios de su riñón, para ver si se le había quitado un poco la inflamación con el medicamento que le recetó.
En cambio yo, me encontraba sola nuevamente en mi cama con mucho sueño. Estar leyendo durante casi tres horas hubo un momento en que me fastidié de la lectura y era mejor ponerme hacer otra cosa a excepción de que tuviera que ver con libros y letras. Pensé en usar por primera vez las muletas que me trajo la vez pasada la enfermera, me decía que practicara con ellas y ver con qué me acomodaba más, si con las muletas o con la silla de ruedas. Sigo votando que con la silla de ruedas es más fácil, así que me subí en ella pero antes de llamar a la enfermera y decirle que me llevara al jardín del hospital, la curiosidad me invadió al contemplar el cajón donde George guarda algunas cosas suyas, pero ¿por qué sentí esa necesidad de husmear su cajón?, eso es ser una fisgona de primera. De ninguna manera me atreví ni si quiera tocar esa tentadora guitarra recargada en la gruesa pared, me seguí, pero no antes recordé de lo que tenía que ver bajo su almohada. La vez pasada me acuerdo que él misteriosamente guardó algo  antes de acostarse y no notó que aún estaba yo despierta, así que es el momento de averiguarlo ya que él no está. Tal vez así me libre de pensar qué es lo que guardó bajo su almohada.   

Narra Janeth:

 
Hoy no fue mi día.

Caminé ahí sobre la arena preocupada y vigilando cada rato a mí alrededor si es que nadie se me acercara sospechosamente. Asustada  me sentía porque seguramente nunca volveré a casa. Pero detrás de unas gigantes rocas de la playa, al fondo encontré una familia ahí felizmente disfrutando del día. Un niño jugaba con su cubeta de plástico a recoger la arena y hacer moldes con ella. Él me vio y dijo temeroso…

_ Mami…
_ ¿Qué pasa Leison? _ Una voz sumamente femenina preguntó desde una esquina.
_ Hay una extraña. _ dijo el pequeño.

 La mujer caminó hacia su hijo, traía un bikini floreado de tela y  un sombrero de playa decorado de margaritas alrededor. Al niño lo cargó en sus brazos y me preguntó cordialmente en qué me podía ayudar. Yo sólo le esbocé amablemente una sonrisa y dije que estaba perdida y no sabía cómo llegar para tomar el bus. La mujer le habló a su marido y de igual manera él fue agradable en decirme cómo llegar a la base de los autobuses que salen para hacia el faro de Mersey. Y al parecer descubrí un grandioso atajo en la playa, gracias a esta familia.

_ Sigan disfrutando de su día, hasta luego. _ me despedí.
_ Gracias niña _ dijo el padre.
_ Con cuidado _ me acordó la madre. El niño finalmente me tomó confianza y me sonrió.

Tomé el autobús pero había un problema, no tenía dinero para que me transportara. El que tenía para mis pasajes era Paul, pero ahora ése tonto quien sabe dónde se encuentre por lo que entonces tuve que decirle al chofer que me cobrara al último. Pero al darse cuenta que yo no traía nada ni si quiera mi bolsa de playa, no aceptó y me bajó a medio, camino unos dieciocho  kilómetros antes de llegar al faro de Mersey. Quiere decir que ni al centro de la ciudad me dejó este pinche chofer.
 ¡¿SE IMAGINAN?! Irme de aquí a pie hasta la estación del tren donde tengo que llegar por mi bici me hago tan sólo como una hora y media, pero sin dinero y nada ¿cómo se podían mejorar las cosas?

Cuando llegué al faro de Mersey mis pies ya no soportaban seguir caminando pero no había de otra,  tenía que llegar a la estación lo más rápido posible para recoger mi bici.
Mientras mis pies seguían sufriendo en el camino, yo me acordé de otro problema antes de llegar a la estación, Paul había dejado con candado nuestras bicis y él tenía la llave. ¡ME LLEVA A LA MIERDA! Ahora qué chingaos voy hacer. ¡NO, YA NO PIENSO SEGUIR!, me iré a “Strawberry Filds”  un lugar que hace poco tiempo le tomé un gran cariño por ser bastante tranquilo y absorbente, era un segundo hogar para descansar y olvidarte de todos tus problemas. Mis pies harán el último esfuerzo para llegar a ese parque, que por cierto siempre se encontraba cerrado, no sé por qué.

Narra Eugenia:

Alcé la almohada y lo que descubrí era un papel doblado y maltratado. La saqué y lo desdoblé. Estaba sucio y tenía borrones, vi su inentendible letra cursiva y horrorosas faltas de ortografía. ¡VAYA ERA INCREÍBLE! Éste niño le falta más que nada, mucha caligrafía y conocimientos de ortografía, en fin sin embargo entendí su letra y lo que quiso expresar más o menos, me pareció algo extraño. No era ningún poema y cuento corto. Era como una explicación acerca de sus emociones que siente, al ver a una persona que quizás lo haga sentir diferente.

Decía…

 
“Quiero decirte que tengo la cabeza llena de cosas por contarte y cuando estás aquí es como si todas esas palabras se escabulleran.
Cuando estoy junto a ti los juegos empiezan a hartarme. Está bien, quizás te seduzca la próxima vez.
Pero si parezco poco amable es por mi culpa, no es mi mente la que confunde las cosas
Quiero decirte que estoy confundido y no sé por qué.
No me importa, puedo esperar eternamente, tengo tiempo.
A veces quisiera conocerte mejor y entonces así podría decirte lo que pienso.  Quizás así me entiendas.”


Pues si George la escribió para alguien, ésa persona quizás nunca entienda de lo que expresa y entonces George tendría que ser más directo, supongo. Ojalá yo fuera ésa persona, porque yo sí lo entendería.

 

“Podría ser” 

 
Narra Janeth:

 Al llegar a la entrada del parque, éste se encontraba abierta por lo que me sorprendió y me puso feliz. Al fin ya no tendría por qué saltarme las rejas como otras veces que lo he hecho con algo de dificultad y estaría súper genial que no me encontrara al viejo ruco del guardia.
El parque estaba repleto de hojas secas caídas de varios árboles grandes y viejos, mientras que el suave viento paulatinamente las arrastraba por el suelo. Realmente yo la llamo divina compañía por su agradable ambiente que Strawberry Filds  brinda a los refugiados, yo era uno de ellos.
Me recosté bajo la sombra de un árbol para reposar un poco después de que había tenido un largo trayecto a pie. Quizás me eché un sueño de 10 minutos sin darme cuenta cuando me desperté al oír un eco de truenos.

Abrí los ojos y el color azul había cambiado por uno gris que se observaba por toda la atmosfera. No quería volver a correr para después cubrirme de la lluvia, pero por suerte aun no sentía las gotas sólo los truenos estaban presentes. Al menos ya descanse y recuperé nuevamente mi energía o más o menos porque ya tenía hambre.

 Salí del parque cuando oigo que hacen un ¡SH-SH!… detrás de mí.

 

Doy la vuelta y era un chico con su bici.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
_ ¿A mí me hablas? _le dije al chico que tenía cara de travieso.
_ No, a la otra, a la que está atrás de ti _ yo todavía como pendeja volteo a donde él me señala.
_ Jajajaja, volteaste _ se empezó a burlar _ ¿hay otra como tú acaso en este parque? Jajaja.
_ Aaaish, que tonto eres. ¿Qué quieres?
_ Necesito que seas cómplice de algo.
_ ¿De qué o qué? _ pregunté con rareza.
_ Tienes que ir a la dulcería a pedirle al señor que te dé condones de sabores.
_ ¡¡¿¿QUÉ!!??
_ Si no tiene pídele algo que lo entretenga mucho.
_ Claro… _ dije irónica _ Pero me vas a pagar.
_ No lo creo
_ Entonces adiós. _ le di la espalda.
_ Espera, ¿cómo te llamas?
_ Para qué quieres saber.
_ Para que a la hora de la señal yo grite tu nombre.
_ Janeth
_ Ok, sígueme. _ sacó una gran bolsa negra toda enrollada de su pantalón corto.
 Yo no le hice caso. Volteó y se dio cuenta que él se estaba yendo solo.
 _ ¡Ven! _ me dijo con la mano. Yo me crucé de brazos y lo miré arqueando una ceja. Finalmente dijo vencido.
_ ¡Bueno ya! Te pagaré.
 Y así puse una sonrisa victoriosa. Después empezó a caer gotas pequeñitas del cielo y fuimos rápido.
Llegamos a la dulcería, acordé con el chico de lo que tenía que hacer y entré yo primero.
 
_ ¿¡CONDONES DE SABORES!? Niña, ¿no crees que tienes que ir al doctor?
_¡¿Pensó que eran para mí?! _ solté una risa _ si fue un sacerdote pedófilo el que me los pidió, Dios me salve la vida de que yo no estaba en su lista _ me comencé a reír sin parar.
_ ¿Cómo dices? _ El señor se quedó atónito y yo aún no paraba de reír, más por su cara que puso.
Había una pecera de cristal llena de caramelos de menta que mostraba en su repisa.
_ Son a dos pequínes por cada uno. _ me informó cuando agarré unos cinco.
_ Oiga, ya ni yo le pongo ése precio. Usted los vende muy caros. _ me quejé.
_ ¡Entonces largo niña! _ estaba a punto él de agarrar su escoba para echarme.
_ Bueno, ya me voy. _ dejé los caramelos en el mostrador _ Sólo quería decirle que si le llegan nuevos sabores de dulces no dude en que muy pronto se le acabarán. _ dije y seguía riéndome. El señor se me quedó viendo con cara de violador de niñas, luego fijó la mirada en toda su dulcería y se dio cuenta que ya muchas canastas estaban medias vacías.
_ ¡ME HAN ROBADO! _ alzó la voz enojado.
_ ¡CORRE! _ oí el grito del chico (esa no era la señal, supuestamente era por mi nombre) que ya me esperaba afuera con su bici. Yo me salí de la tienda corriendo antes de que el señor de los dulces nos pegara con su escoba.
_ ¡Súbete rápido en la parte de atrás! _ decía muy nervioso el chico señalando con su mirada la base de atrás que tenía su bici. Me senté y me sujeté de su suéter.
_ ¡NO VUELVAN RATAS! _ escuchamos ya muy distanciados.
_ ¿Estás bien? _ dijo el chico agitado, pedaleando con trabajos su bici. No le contesté, sólo me empecé a reír otra vez.
_ Estuvo demasiado genial, nunca había sido yo una cómplice y menos para estas cosas tan divertidas _ dije con risas.
Llegamos a Strawberry Filds y las rejas volvían estar cerradas, los dos nos pusimos tristes.
_ Ay que saltarnos. _ dije
_ No, llevo mi bici.
 Entonces ya no me acerqué a las rejas del parque.
_ Ten, agarra los dulces que quieras _ me abrió una bolsa color negra de plástico _ de esa forma te pago.
_ No tengo en dónde guardarlos. _ dije. De pronto la lluvia se soltó.
_ Ya empezó a llover más fuerte, será mejor irme a casa. _ le hizo un nudo a la bolsa de dulces y sujetó su manubrio. Yo inmediatamente me subí a su bici a la parte de atrás.
_ ¿qué haces? _ dijo él.
_ No pienso mojarme aquí y dejarte ir sin que me des mis dulces. Qué esperas, date prisa.
Él puso una cara de desagrado.
_ ¿¡POR QUÉ NO ME TRAJE A PETE!? _ alzó los brazos hacia el cielo y se puso de rodillas.
_ Aaaa ya, luego haces tu melodrama ¡VAMONOS! _ le sujetaba el manubrio.
_ No me queda de otra, vas a ir a donde vivo. _ dijo con desgano poniéndose de pie.
_ Pues a dónde sea, pero ya apúrate. ¿Qué no te importa mojarte?
 Se montó y nos marchamos de ahí.
 
 En el camino…
Mojándonos los dos en la bici a pesar de que teníamos que llegar rápido a su casa, él me contaba cosas graciosas y unos chistes de muy mal gusto pero que aun así a mí me hacían reír. No había conocido jamás en mi vida un tipo como éste, tan gracioso y sarcástico. 
 _ Soy Jonh. ¿Cómo dices que te llamas tú? Se me olvidó _ dijo después de que un silencio viniera.
_ Janeth
_ Te voy a decir Jan, es más corto.
_ No, porque aún yo no te conozco y sólo mis amigos me pueden llamar así.
_ Uy, perdón, tal vez sea la primera y última vez que te vea.
_ Como dices, tal vez. _ me acerqué a su oreja. _ Uno nunca sabe de lo que puede pasar después.
Toqué sus hombros y asomé un poco la mirada mirando hacia sus pies cómo pedaleaba de rápido.
_ Por cierto… _ comenté _ lindas calcetas.
 
Continuará…
                                                  
♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦
 
 
 
HOLAAAAA!
 
¿Cómo han estado? Espero que les haya gustado el capítulo porque a mí ME ENCANTÓ
Janeth, puedes presumir que Jonh ya te conoce en este episodio :D pero a dónde dejaste a tu enamorado Paaaul?
Janeth Y Jonh ustedes fueron los protagonistas principales de hoooooy YUJUUUU!
Eugenia, mmmm, no eres fisgona pero sí muy curiosa a lo mejor ya te haces tus sospechas sobre George, haber si no sales lastimada :'( 
 
Chicas muchas gracias por sus buenos comentarios, me siento muy feliz de que más chicas lean este fic.
BIENVENIDAAA
*RUBÍ RIGBY!!
*BARBARA BARRIENTOS
* KARLA PAOLA AVILA MERAZ
*Y A MI QUERIDA ANDREA LANE HARRISON (en unos 4 caps sales nena ;))
Chicas, sean bienvenidas toooodas ustedes y bueno cualquier sugerencia comentario o critica con confianza escriban. Antes de que me vaya quiero sugerir este fic:
 
thisboynovela.blogspot.com
 
LEEANLO!!! Está súper genial la historia y bueno dense una vuelta ;)
 
Y ahora socias, les presento el maravilloso fic de... ANDREA LANE HAAAARRISOOOOON
Chicas ojalá se hayan dado cuenta que puse nueva portada en la esquina, pues es invitación y claaaaaro recomendación para ustedes socias, este fic se llama DO YOU WANT TO KNOW MY SECRET? lo encuentran en las portadas que tengo de este lado ------>
y ésta es:
 
 
 
 
 INGRESEN CLICK Y DESCUBRAN ÉSA HISTORIA.
 
Me retiro, subiré pronto bueno trataré y que sea SÁBADO jajajaja
MUCHOS BESOS BYEEEE!
 
 
 
 

 

 

lunes, 3 de agosto de 2015

XIV (Segunda Parte)

Episodio 14 (2da parte)





Narra George:


A Eugenia la encontraba decaída y no era el único que se daba cuenta de su tan baja autoestima, también su padre y mi hermano Peter.
En las constantes visitas de su padre, Eugenia se mantenía silenciosa y apagada, incluso a mí ya no me habla desde que me ve ocupado con la guitarra. Ni una sola palabra y mirada.
Ha de ser por ése misterioso chico que vino una de tantas noches a visitarla sin autorización de entrar al hospital, o tal vez es muy probable que también sea porque yo he sido un poco amable con ella en las veces en que ella me llama. 
Hasta que un día Eugenia me había dado los buenos días con ese entusiasmo con ganas de escuchar nuevamente, pero como siempre en mi patético papel de no responderle me salí al pasillo a caminar un poco.
Volvía a mi cama durante mi hora de desayuno sólo para desaparecer las asquerosas espinacas que dejaba la señorita Denise, mientras que Eugenia tomaba una ducha con ayuda de sus enfermeras.
Me puse a suponer que Eugenia ha de creer que es ella la inaguantable, aunque está equivocada. Realmente quien juega el papel del bebé sin su mamila soy yo y no ella.
Anteriormente me divertía molestándola como toda una latosa mosca, rondando en su zona de confort, ahora, hay veces en que me siento sin fuerzas de hacerlo, es por eso que últimamente la he ignorado y todavía así consigo mi objetivo en hacerla enojar.   
Desde que llegué aquí me sentí incomodo a lado de ella, desde que me habló y cruzamos mirada por primera vez no dejé de sentirme tan extraño. Un poco nervioso de verle su cara y escuchar su agradable voz. No me sentía bien al pensar que ninguna niña me había causado estas inquietudes ¿raras? por decirlo así, ni si quiera por la chica Janeth que me había llegado a gustar tanto, tanto por su rostro y cuerpo tan delicado y femenino, ni ella me llegó a provocar desesperadas sensaciones como las que siento con Eugenia.
Janeth es una chica muy guapa y valiente sólo que a ella yo no le intereso, el que le interesa es mi amigo del bus, Paul.


Por la tarde practiqué el mismo ejercicio de ayer. Las cuerdas nunca más iba confundirlas porque había aprendido bien sus nombres de cada una.
Apunto de acabar la hora de visitas, Peter guardaba su guitarra en el estuche y Eugenia se acercaba.


_ ¡Hola Peter! _ saludó
_ ¡Hola Eugenia! _ miré a Peter que saludaba con una vistosa sonrisa de admiración. ¡Aash! por qué tendría que sonreírle así cuando la saludó.
_ ¡Hola George! He pensado hacer las paces contigo, no es válido siempre enojarme contigo cuando tratas de molestarme o ignorarme ¿o no? yo también de una forma te molestaba llevándote la contra. _ La escuchaba decir_  Así que, ¿por qué aparte de ser compañeros no nos hacemos amigos? Te apuesto que serán más agradables los días aquí en el hospital si me dejas ser tu amiga.
_ Como quieras _ dije sin mirarla.
_ Está bien, por qué no empiezas en compartirme de lo que has aprendido de la guitarra. A mí también me gusta mucho y me encantaría aprender a tocarla. _ Su forma de hablarme tan amigable me hizo sentir nervioso e incómodo. Es lo que odio cuando esto sucede y otra vez esas raras inquietudes no las toleré.
_ ¡¿Y POR QUÉ TÚ NO COMIENZAS EN DESAPARECERTE DE AQUÍ Y ME DEJAS SOLO?! _ reaccioné repulsivo _ ¿No te basta con tu librito que tienes? ¡VETE! qué esperas, yo para qué quiero una amiga. Eres de lo peor, una aburrida con un mal genio. Vete a leer, vete a tu cama. ¡Vete!



Ella me miró con una cara de desilusión y luego se marchó inmediatamente en su silla de ruedas. Peter le había dicho que no se fuera, pero ella no le hizo caso.



_¡George qué te sucede! ¡Deja de comportarte así!, ¿por qué lo haces? Ella no te había hecho nada. _ Peter se enfadó conmigo y antes de dejarme solo me quiso decir _ sólo recuerda sobre lo que dijeron nuestros padres, por más que nos caiga mal una persona, no hay que tratarla de esa forma _ me dio la espalda y luego se fue con su guitarra.
Nunca me había sentido tan ingrato con una chica y todo por estas malditas sensaciones que no controlo cuando estoy con ella y me habla, por qué rayos me pasa eso, por qué con ella, con Eugenia.


Narra Eugenia:


Me largué de ahí antes de que me pusiera más mal de lo que ya estaba. El intento de ser su amiga no funcionó y claro está, a George nunca le podré agradar de ninguna forma. Dios, no entiendo aún la razón por la que le caigo mal, yo únicamente intenté dar el primer paso de acercarme a él.
Soy yo la culpable en percatarme desde un principio en su físico, en sus movimientos y en su pésima actitud que trata conmigo. Quizás si fuera otro chico que a mí no me llamara mucho la atención como George, no le daría tanta importancia a sus palabras y pésimos tratos.  
Peter entró a la misma habitación en que yo entré.


_ Peter, no debiste seguirme. _ me arrinconé en una pared del cuarto.
_ Chica, discúlpalo. Yo tampoco entiendo porque es así de grosero contigo, si él es amistoso con todo el mundo. Te puedo decir que es muy divertido con la gente.
_ Tu hermano no es nada amistoso, y descuida no tienes por qué estar tú pidiendo disculpas de su parte, cuando él debería venir aquí a disculparse con sus propias palabras. _ Peter se agachó para verme el rostro y pudiera yo alzarlo un poco más.
_ Oye no debes de ponerte triste. Parece que te afecta mucho.
_ No quiero que me veas así, por favor es mejor que te vayas Peter. Me enfurece ponerme muy sentida por cosas tan tontas al igual cuando me enojo. No quiero que me veas así, por favor retírate. _ entre cortada la voz se lo pedí.
_ No, creo que es mejor quedarme hasta que se te pase el coraje.



Narra George:


 ¡A dónde rayos fue Peter! cuando lo fui a buscar, él salía de una habitación hasta al fondo. Me apresuré para alcanzarlo y entonces grité su nombre. Él se detuvo y aún estaba enfadado conmigo.


_ Ahora qué quieres. _ molesto me miró.
_ Sólo dile de favor a mi mamá que me prepare un refrigerio porque aparte de no gustarme la comida que me dan aquí, me tienen fastidiado. Tú no sabes la miseria de comida que me dan siempre las enfermeras, por favor Peter. _ Él seguía viéndome enfadado pero se convenció en cumplirme el favor.
_ Está bien, yo le digo a mamá pero tú no te mereces su rica comida. No te olvides en que le comentaré cómo últimamente te has comportado.
_ Pues aunque le digas ni si quiera te va creer. _ aseguré.
_ Ya veraz que sí. _ luego se marchó.




Al día siguiente mi mamá Louise fue por la mañana acompañada de Peter en la hora de visitas. Me extrañó verla por aquí, porque ella tendría que estar trabajando.


_ ¡Georgie, mi amor! ¡Cómo amaneció mi nene! _ Me da un beso en la mejilla. Peter se había burlado de mi sonrojo.
_ Bien mamá, pero no hables tan fuerte que me da pena con la demás gente. _ le dije en voz baja.
_ Ay Georgie, a ti que te va importar en que te miren los demás. _ ella me tallaba la mejilla, creo que me había dejado su marca de beso porque tenía labial rosa en sus labios.

Luego me entregó el traste donde adentro esperaba ver un delicioso alimento hecho por mamá. 

    _ ¿Qué tiene la muchachita Georgie? _ me preguntó bajando mucho su voz, y mirando con mucha discreción a la otra cama donde se encontraba… ya saben quién.
_ Ay no sé mamá, pregúntale _ decía yo abriendo el traste.
_ Deberías darle un poco de compañía, la veo muy solitaria querido. _ me sentí obligado a mirar el rostro de mamá. Lo tenía muy serio.
_ Pero le hago compañía ¿no lo ves?
_ Me refiero a que te acerques y seas sociable. 
_ Ay no, me siento muy débil. – respondí con pereza mirando nuevamente al traste.




Mamá negó con la cabeza.




Narra omnisciente:



_ Paul no te quiero ver tarde aquí en la casa. Si te dejamos ir es porque estarás con Eugenia ¿Sí muchacho?
_ Sí papá. ¿Ya me dejas salir? Se me está haciendo tarde.
_ Ándale ve _ Jim le sonrió a su hijo y permitió que pasara a la puerta golpeándole suavemente en su nuca. 

Paul se salió con apuros con su bicicleta sin decirle a nadie tan siquiera un hasta luego. Y Jim que observaba desde la ventana de su casa a su hijo yéndose y a la vez montándose a la bici, pensó con agradable sonrisa:




“Mi hijo Paul sí ha de estar muy enamorado de su querida Eugenia”




Pero realmente de quien estaba seducido Paul, era por la rubia Janeth.

En el parque ella vio llegar al chico de ojos avellana.


_ Hasta que al fin llegas gordis._ sin que se notara molesta, Janeth cruzó los brazos.
_ Lo siento Jan, me entretuvo mi papá.
_ No importa. ¿Cómo nos vamos a ir?
Paul explicó.
_ Dejamos amarradas nuestras bicis en un poste cerca de la estación del tren, que está aquí a unos cuántos kilómetros. Después nos trasladamos a donde está el faro de Mersey, y de ahí tomaremos un autobús que nos dejará cerca de la playa.
_ ¡Perfecto! Pues que esperas, ¡ay que irnos!




Una media hora después...

Narra Paul:

Caminábamos por el puerto un poco después de bajarnos del autobús. A Janeth la veía muy contenta al disfrutar del rico clima que se prestaba para salir a la playa y oír un notable eco de gaviotas volando a lo lejos de nosotros.

_ ¡Ay Paul ya quiero sentir el agua del mar en mis pies! _ emocionada ella miraba el repleto océano azul.

Su sonrisa mostraba lo complacida que ella estaba. Seguro que después que pase este día ella me aceptará de ser de nuevo su novio.

Volteando hacia atrás, Janeth dejó de caminar distinguiendo remotamente el Albert Dock y el Royal Liver Building.




_ Sí que está retirado desde donde venimos hasta aquí. _ comentaba _ Ahora estamos lejos y...
_ Solos _ completé diciéndole detrás de su espalda.

Tomé su cintura y la abracé. Quise acercarme a su boca pero decidí mejor esperarme. 

Al llegar a la playa los dos nos quitamos las sandaleas y sentimos quemar nuestros pies cuando pisamos la arena.
Nos sentamos no muy lejos de las pequeñas mareas que se mostraba a nuestra vista y ahora el momento se acercaba, darle un gran detalle que yo había comprado para Janeth.

Una caja hecha de terciopelo color negra la mostré a sus ojos, la abrí y en ella había un elegante reloj de muñeca color hueso y de evilla dorada, Con números romanos y manecillas doradas. Janeth no pudo ocultar su asombro de aquél regalo. De mis manos arrebató la caja para admirarlo un poco más y tocara con sus suaves manos el delicado reloj.

_ ¡Oh qué reloj tan precioso! Pero... ¿si es de marca Paul?_ dijo desprendiéndolo de la caja y tratando de ponérselo.
_ ¡Claro Janeth! Yo elegí ése reloj porque es uno de los más finos que encontré. 
_ Pues más vale. Me encanta. 

Vi que quedó a su medida. Ahora por último para ganarme ya por fin el beso esperado, tenía que hacerla voltear con mi mirada para que ella tímidamente me mirara a los ojos. Acercarme a ella poco a poco a su rostro fue emocionante, lentamente alzando su barbilla y mirando sus ojos y boca a la vez le sonreía. 
De igual forma hizo lo mismo, cerramos los ojos y apunto de juntar sus labios a los míos, escuché algunas voces masculinas y de repente sentí como aventaban violentamente arena a mis ojos.
No puede abrirlos muy bien por la arena que entró a mis ojos. Me molestaba en tratarlos de abrir y no pude ver bien quienes estaban con nosotros.

_ ¡OIGAN PAR DE TÓRTOLOS DEJEN DE MANOCEARSE Y DENOS TODO LO QUE TRAIGAN!



Continuará...









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Recordemos a Cilla Black cuyo nombre real fue Priscilla White. Fue una famosa cantante de los años 60s y a su vez tuvo mucha amistad con los Beatles.

Murió a la edad de los 72 años en su casa cerca de Marbella, España, el 1° de agosto del año 2015. 



Descanse en paz Cilla Black











   

















             



                     

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