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domingo, 6 de diciembre de 2015

XVIII (Segunda parte)

Episodio 18 (2da parte)

Narra Eugenia: 

Con los ahorros que junté con los de mi padre fuimos el fin de semana
a comprar los útiles que señalaban en la lista, y a probarme el uniforme del instituto femenil. Sólo que había un problema cuando quisimos comunicarnos con la gente de Liverpool. Hablaban muy rápido el idioma con una entonación subida al terminar cada frase. Para nosotros fue muy complejo en entenderlos pero recuerdo que así era de la misma forma en que Paul Janeth y George hablaban.

El calendario que cuelga en mi puerta tenía la nota escrita “Inicio de clases” en el día lunes 5 de septiembre. Al fin había llegado el primer día de clases. Estaba ansiosa de entrar al instituto y ver qué tal me iba.

 Mi padre entró a mi habitación para hablarme que me alistara para el colegio. Me paré dirigiéndome al baño a darme una ducha. Al abrir la llave de la regadera parecía que salían copos de nieve, mi cuerpo quedó estático y es por eso, por la que permanecí tan poco tiempo en la bañera. Luego demoré 10 minutos en ponerme el uniforme del colegio y en arreglarme el cabello.

Mi padre puso sobre la mesa el cereal y la leche cuando bajé a desayunar.

Mientras él me servía la leche en mi plato de cereal, me volvió a recordar de lo que tengo que llevar en mi portafolio. Le respondí que mis cosas ya las había preparado un día antes así que él quedó tranquilo.

_ Eugenia, ¿segura que no olvidas nada? _ estaba a punto de cerrar la puerta de la casa.
_ Seguro que no, papá.

“Eso creo”

Mientras caminábamos hasta la parada de autobuses le expresé a mi padre mi nervioso estado en el que me encontraba.

_ Padre, te agradezco por acompañarme en este primer día de clases. No tienes idea de lo intranquila que me siento en este momento.
_ Hija, sé que estás un poco nerviosa porque no conoces a nadie y porque es tu primer día oficial de clases. Sin embargo tómalo con calma.
_ Pero es que papá, no entenderé a nadie con ese acento que tanto hablan por aquí, muy rápido y muy raro. Y…podría decirse ¿divertido? De seguro en el instituto todas las niñas se conocen y yo soy nueva, completamente nueva. No soy ni si quiera de esta ciudad. No la conozco.
_ Pero ya la conocerás más a detalle. Ahora, de igual forma vas hablarles con el inglés que tú aprendiste en tu anterior colegio que era el internado de París, vas a conocer gente nueva. Y tenlo por seguro que harás muchas amistades después. Así como la amistad que hiciste con el chico del hospital, era George ¿no?_ me guiñó el ojo.
_ Ay papá me lo tenías que recordar _ bufé.
_ ¿Te era antipático? _ encarnó una ceja.
_ Bastante papá, de lo que no te dabas cuenta. Me era más agradable mi amigo Paul, sólo que después no lo volví a ver. _ me puse un poco desanimada al recordar al chico de los ojos color avellana.

_ ¿Paul?_ quedó pensativo mi papá _ ¡ah, ya recuerdo de quien te pones tan triste! Ese niño se hacía pasar por tu amigo, sólo para acercarse a nosotros con sus malas intenciones. _  me molesté de lo que había dicho.
_ Papá, cuántas veces tengo que repetirte que Paul nunca tuvo esas malas intenciones que tú te imaginas. Él fue muy amable conmigo, nunca me hizo algo malo, y por eso te digo que Paul me agradó mucho.
_ Está bien hija. Si Paul te agradó más que George, como digas está bien.

Larry no volvió a decirme nada, pero yo sigo sin entender por qué Paul no le agradó, si George es el que le debería de caer mal. Qué más da, es seguro que a ninguno de los dos me volveré a encontrar.

Narra Karla:

_ Abuelo, te estás tardando mucho con ese emparedado.
_ Sólo te lo estaba envolviendo. _ abrió la bolsa de enfrente de mi portafolio y guardó el emparedado. 
_ Es que hija era posible que tu emparedado se aplastara con tus pesados libros que llevas ahí.
_ Sí abuelito, por eso me lo pusiste en la parte de enfrente. Ya lo sé. Me voy que se me hace tarde. _ le doy un beso en su arrugada mejilla.
_ Hija, espera. ¿No te voy acompañar hasta tu escuela?
_ Abuelito, es un instituto. Y siento mucho que te diga que no me vas acompañar. Ya te lo había avisado ayer. Me ire acompañada de mi vecino.
_ Pero es que…yo siempre te acompañaba a tu primer día de clases _ se pone nostálgico.
_ Abuelito, no pongas esa cara que vas hacer que me quede contigo. _ abracé sus hombros.

En eso tocaron el timbre y fui abrir.

_ ¡Hola Karla!
_ ¡Paul! Espera, voy por mi portafolio.

Fui por mi portafolio, mi abuelo me acompañó hasta la puerta.

_ Que tengas un lindo día mi niña. _ se despidió dandome una caricia.
_ Gracias abuelito.
_ Y tú muchacho _ se dirigió a Paul que se encontraba atrás de mí _ hoy únicamente acompañaras a mi nieta hasta su instituto ¿entendido?
_ Sí señor, por mí no hay ningún problema. _ esbozó una sonrisa.

Paul y yo cruzamos la avenida y todo el camino que recorríamos íbamos en silencio, hasta que él se animó hablarme.

_ ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí en “Forthlin Road”?
_ Ya tiene sus años, desde que cumplí los nueve. Es que mis padres tienen una casa en la ciudad de Birmingham y se fueron a vivir allá junto con un hermano menor que tengo.
_ ¿Y por qué no te fuiste a vivir con ellos?
_ Porque la ciudad de Birmingham es todo un caos, hay mucho movimiento y mucho campo laboral que me decidí mejor quedarme en mi natal Liverpool, es más tranquilo y no está tan poblada como la otra ciudad.
_ Y es por eso que ahora vives con tu abuelito.
_ Así es.

Llegamos a la parada y se encontraba su hermano que lo conocí ayer por la tarde. Hoy se encontraba molesto.

_ ¡Paul, ya te fijaste en tu reloj qué horas son! _ dijo enojado _ vamos a llegar tarde por tu culpa. ¿Por qué tardaste tanto?
_ No encontraba mi corbata. _ dijo Paul.

Pero más bien creo que fue por mi culpa, me tardé mucho en salir de mi casa, que precisamente Paul me fue a tocar hasta la puerta, para que pronto me saliera.

_ El autobús de las 6:40 no lo alcanzamos. Ahora tenemos que esperar otros veinte minutos a que llegue el otro. _ se cruzó de brazos Michael.
_ Ya cálmate. Llegaremos temprano.
_ Pues tal vez yo sí pero tú, no lo creo. No olvides que todavía tienes que acompañarme hasta mi escuela.
_ ¡DAMN! _ expresó Paul.

(Damn es una expresión inglesa que quiere decir Maldición)

_ ¿Qué es lo que ocurre Paul?
_ Se me había olvidado de que tengo que llevarlo hasta su escuela _ avergonzado se tocó la frente _ porque no se puede presentar solo en el primer día de clases. A fuerzas debe de ir acompañado.
_ Paul descuida…_ dije buscando una solución _ si quieres yo me voy sola a mi instituto.
_ No, cómo crees Karla, tengo que acompañarte. A tu abuelo no le tengo que quedar mal.
_ Ay, de eso no te preocupes. Él ni si quiera se va a enterar de que si me acompañaste hasta allá o no. Mejor nos vemos a la salida para regresarnos juntos ¿te parece?
_ Está bien _ dijo un poco más relajado. _ Te la debo Karla.
_ Ya no te preocupes _ le di un beso en la mejilla. Él se quedó con una sonrisa y no dijo más.

Narra Eugenia:

Mi padre y yo habíamos llegado. Era enorme el instituto y por lo grande que estaba se veía bonito.



















En la entrada una multitud de chicas atravesaron las enormes puertas del instituto. 

Entré con mi padre casi a empujones.

_ ¡Sr. Larry! _ Una mujer había tocado el hombro de mi padre _ me alegra verlo hoy. Por favor, venga conmigo.
_ Papá, ¿quién es?
_ Es la directora.

La directora era joven, no pasaba de los treinta años. Entramos a la dirección y nos invitó que tomáramos asiento.

En una libreta que tenía enfrente de la máquina de escribir buscó seguramente mi nombre.

_ Vamos a ver…de nuevo ingreso ¿verdad?
_ Sí señorita. _ respondió mi padre.

La directora hojeaba la pequeña libreta forrada de negro.

_ ¿Eres Andrea Molina del Ángel? _ negué con la cabeza _ Oh, perdón. Tengo otra alumna extranjera que también es de nuevo ingreso y te confundí con ella. Entonces has de ser ¿Eugenia Le Brun Arias?
_ Sí. _ asentí sonriendo.

La directora cerró la libreta y se levantó de su asiento.

De los archivos sacó un gran sobre grueso amarillento. Del cual extrajo una hoja con forro de plástico trasparente.

_ Ésta hoja no la vayas a perder, aquí viene tu horario de clases y el grupo que te corresponde. _ me la mostró encima del escritorio.

Contemplé el horario de clases y en la esquina de la hoja en un recuadro se podía señalar el grupo que me había tocado. Era el grupo “2° E”.

Luego me enseñó un pequeño documento donde tenía mi fotografía y mi identidad _ es tu identificación. Es indispensable que la muestres siempre en la entrada para que puedas tener acceso a las instalaciones del instituto. ¿Tienes alguna duda? 

_ No.

_ Bien. Entonces te indicaré donde está tu grupo. Ven, vamos. _ cogió las llaves y nos abrió la puerta.

Me seguía sintiendo nerviosa aun teniendo a lado mi padre.

_ Aquí te formaras con el grupo cuando se tenga que anunciar sobre algún aviso importante o en ocasiones para eventos o ceremonias que se presenten. ¿De acuerdo? _ asentí mirando al grupo que platicaba y reían a la vez entre todas.
_ Bueno, te deseo un buen inicio de clases.
_ Gracias.
_ Hasta luego Sr. Larry.
_ Hasta luego señorita. _ La directora se fue.

_ Acércate al grupo hija. Yo me tengo que ir, o sino llegaré tarde a mi trabajo.
_ Sí papá. Gracias por acompañarme.
_ De qué corazón, ya no estés nerviosa. _ me besó. _ Nos vemos en la casa.
_ Sí, adiós.

Mi padre se fue. Sola me había quedado, sin que a nadie yo conociera.

El grupo que me tocó muchas chicas dejaron de platicar y sonreír. Habían percatado mi presencia, y una chica en particular, delgada, de pelo largo y muy cuidado no me quitaba la vista. Le sonreí pero ella no hizo lo mismo, a unas cuatro chicas llamó para que se acercaran y les pudiera musitar cosas que yo no alcancé a oír, luego ésas mismas chicas tenían las mejillas rojas por la risa que trataban de controlar. Se murmuraron con las demás, de lo que habían escuchado, y entonces todo el grupo empezó a carcajearse. Pensé en un momento que se estaban burlando de mí, estaba por dar un paso para integrarme con ellas, cuando alguien atrás de mí me había tapado los ojos por completo, con sus manos que las sentía frías y suaves.

“Pero quién será, a nadie conozco de aquí”


 _ Emmm, en serio no tengo idea de quién eres.
_ ¿En serio no intentaras tan siquiera de adivinar? _ dijo entre risas.
_ Espera, esa voz la conozco y más con ese acento que últimamente he estado escuchando de las personas de esta ciudad_ dije _ eres...eres… ¿Janeth?

Me descubrió la vista y giré hacia atrás.

_ ¡EUGENIA!
_ ¡JANETH! _ Las dos nos emocionamos al vernos cara a cara otra vez.
_  ¡¿PERO QUÉ HACES AQUÍ?! _ grité cuando la abracé.
_ ¿Acaso tu padre nunca te dijo que iríamos al mismo instituto? _ dijo Janeth.
_ No, nunca me dijo nada.

Nos dejamos de abrazar. 

Una chica de rizos muy claros como los de Janeth, sólo con el pelo a la altura de los hombros, se encontraba algo apartada de mí. Me di cuenta que acompañaba a Janeth.

_ Ah, Eugenia, ella es Dot.
_ ¿Dot? _ me pareció el nombre muy corto.
_ Su nombre es Dorothy Rhone pero dile Dot.

Dot que intentaba esconderse detrás de Janeth se había puesto un poco temerosa.

_ Ven, acércate ya _ le cogió de la mano Janeth. _ Dot, te presento a mi mejor amiga de la infancia, Eugenia.
_ Hola...
_ Hola, eres bastante tímida.
_ Sólo un poco _ pude notar su débil sonrisa.
_ Ella es así con las personas, conmigo no es demasiado. Dime, qué grupo te tocó. _ entusiasmada quiso saber.
_ El grupo "2° E" _ le respondí con una sonrisa _ ¿Y a ti? _ Janeth parecía haberle  suprimido por completo la emoción.

_ ¡¿Qué?! _ reaccionó molesta _ No puede ser que te hayan colocado con las más sangronas. En su cabeza sólo tienen mierda que aun así buscan presumirla._ contempló al grupo con desprecio.

Nos aturdimos con el ruido de la chicharra cuando habían cerrado las puertas del instituto. Muchas chicas empezaron a formarse en largas filas en cada esquina del patio.

_ Te veo después Eugenia. _ se despidió Janeth junto con Dot.
_ Aguarden, quiero saber en qué grupo están.
_ Grupo B _ respondieron.
_ Nos buscas en el descanso. _ finalizó Janeth.

Me coloqué atrás de todas las chicas por pena, no quise estar hasta el frente.

Después de la bienvenida y larga presentación por fin entramos al salón de clases. Los salones de los grupos de la letra D a la F están en el edificio más alto, junto con los grupos A y C de cuarto y quinto grado.

El salón que me corresponde es el último del pasillo del tercer piso.

Muchas se sentaron en los lugares de atrás por lo que no tuve opción en sentarme a una esquina adelante.

Según el horario la primera clase sería de literatura inglesa.

Un hombre vestido de saco  púrpura y camisa de un color lila, pantalones verdosos de cuadros y un sombrero clásico como usa el famoso cantante Frank Sinatra, atravesó la puerta. Tenía en sus manos una taza de té color rojiza, al igual que el de su grueso bigote estilo italiano. Con unos pequeños anteojos redondos y puestos.

_ Buenos días bellas señoritas. _ saludó quitándose el sombrero como un caballero inclinando la cabeza.
_ Buenos días profesor Lewis _ contestaron en un coro angelical levantándose de sus pupitres.
_ No hay necesidad de presentarnos. El resto sabe mi nombre y sé el de ustedes.
_ ¿Y el de ella profesor? _ Me señaló con el dedo una chica que se encontraba a un costado de mí.

El profesor me prestó atención.

_ Es agradable tener nuevas alumnas como usted, dígame cuál es su nombre.
_ Eugenia, profesor.
_ Qué nombre más feo y anticuado he oído. _ expresó desde atrás de mí la delgada niña de cabello largo y bonito. La que desde un principio empezó a murmurarle a las demás chicas cosas burlescas.

_ Lucy, sé educada. _ pidió el profesor.
_ Sólo dije lo que pienso, es un asco de nombre _ me sentí mal por lo que dijo.

¿Acaso el de ella es muy bonito?

_ Qué grosera. Toma asiento. Las demás igual, por favor. _ tomamos asiento.

El profesor sorbió su té cuidadosamente y luego lo dejó en el escritorio, y de su bolsillo de su pantalón sacó un pañuelo para limpiarse los bigotes.

_ Señoritas, ¿alguien me podría decir qué es lo que recuerda del curso anterior?
_ La poesía _ contestó una chica.
_ Qué más. _ quiso saber el profesor.
_ Diversos autores _ dijo otra.
_ ¿Podrías decirme el nombre de alguno que recuerdes? _ La chica se quedó en silencio a la pregunta del profesor, sin embargo otra contestó desde la puerta.
_ Charles Dickens. Buenos días, ¿me deja pasar a su clase?
_ Buenos días señorita Rogers, adelante. Me alegra verla nuevamente.
_ Gracias, profesor Lewis _ esbozó una sonrisa y se sentó al otro extremo del salón _ disculpe el retraso, el autobús iba lento.
_ Descuide, ha contestado a mi pregunta y tiene derecho a responder otra. Mencióneme una de las obras de Charles Dickens _ se dirigió a la misma chica.
_ Una de sus obras de las que más se lee sin duda es "Grandes esperanzas"
_ Es correcto señorita Rogers. Charles Dickens fue...

El profesor empezó hablar acerca de ese autor que se mencionó y sentí las necesidades de ir al baño pero quise mejor esperar a que se diera una pausa.

_ Profesor, perdón que lo interrumpa. ¿Me deja ir al baño?
_ Claro señorita Eugenia, ¿sabe dónde está?
_ No.
_ ¿Alguien podría acompañarla? _ se dirigió a todas las chicas que se miraban unas a las otras, esperando quién podría ser la amable de llevarme a los baños.
_ Yo _ alzó la mano la chica que llegó tarde.
_ Está bien, la acompañara la señorita Rogers. Adelante.

Salimos del salón y la chica me preguntó a cuál de los baños quería ir.

_ No lo sé. Los que queden más cerca. _ respondí.
_ Podrías ir a los de este edificio. Ven, sígueme.

Me guio a los baños y son limpios. Olía bonito, los inodoros no eran de un color blanco sino de un color rosa suave. Tiene dos lavabos y en frente un espejo largo y muy brillante. El instituto parecía estar diseñado para gente de dinero. Total, salí y la chica me esperaba en los lavabos.
_ ¿Todo bien? _ me preguntó.
_ Sí, gracias por acompañarme. ¿Cómo te llamas?
_ Karla ¿tú?

Le dije mi nombre mientras me lavaba las manos.

Al salir de los baños pudimos ver a la esquina dos chicas hablando en español.

_ ¿Les entiendes? _ me miró Karla.
_ Sí, al parecer la chica está buscando su salón pero la otra no intenta ayudarle. _ le informé.
_ ¿Sí? qué bien que entiendas el español, Eugenia _ sonreí de lo que había dicho Karla.

Seguí escuchando la conversación en español.

[Español]

_ No vengas a mí a preguntar dónde puede estar tu aula. No seas tonta. Encuéntralo por vos misma.
_ Isabel, esperad.  Qué te cuesta decirme. Conoces mejor el instituto que yo, dime por favor por al menos en qué edificio estoy.
_ No sé, ya no me molestes. Por mí piérdete todo el día. _ Se fue la tal Isabel dejando sola a la chica.

_ ¿Andas perdida?_ me le acerqué. La muchacha es alta, pelo medio largo y café, al igual que sus ojos, aunque la sentí muy callada. Pensé en un momento en que no me iba a contestar.

_ S-sí _ asintió sonrojada, luego me miró _ Hey tía, hablas el español. _ me dedicó una amable sonrisa.
_ ¿Qué aula buscas? _ le pregunté.
_ El aula 108. ¿Lo halláis?
_ Por supuesto, te toca el mismo que nosotras.
_ Oh, perfecto. ¿Vosotras me podrían llevar al aula? _ Karla no entendía ni una sola palabra de lo que decía esta bella española. Me imaginé que es la otra chica de nuevo ingreso.

_ ¿Eres Andrea Molina del Ángel?
_ ¡OH OSTIA CÓMO SABÉIS MI NOMBRE! _ se sorprendió.
_ Bueno yo lo sé porque te mencionaron por ahí.  _ me empecé a reír y Andrea también empezó a reírse.
_ Mirad qué casualidad jajajaja, ¿qué nombre obtenéis linda?
_ Eugenia y ella es Karla.
_ Oigan _ interrumpió Karla poniéndose en medio de nosotras _ dejen de hablarse en español. No sé qué dicen y qué les da risa. Escuchar un idioma que no sea el inglés me desespera un poco.
_ Ok. _ respondimos.

Regresamos al salón.

_ Profesor Lewis, tiene una nueva alumna más. _ entró Karla con nosotras.
_ Soy Andrea. _ dijo muy tímida.
_ Señorita, no la escuchamos. ¿Podría decirlo más alto?
_Andrea es mi nombre. Andrea Molina _ miró al grupo y al profesor.
_ Sea usted muy bienvenida a este grupo señorita Molina, por favor tome asiento al pupitre que encuentre desocupado. _ Andrea decidió sentarse atrás del lugar de Karla. Yo me dirigí a dónde tenía mi lugar y alcancé a ver que Lucy guardaba una botellita de pintura roja obscura en su abrigo.

_ Antes que prosiga con algunos autores que comentábamos en la clase, me gustaría saber de dónde son ustedes dos. _ Nos señaló el profesor a mí y a Andrea _ No parecen ser de aquí._  dijo.

Luego nosotras nos miramos. No sabíamos quién sería la primera en hablar si yo o Andrea. 

Entonces me levanté.

_ Yo llegué a Liverpool en julio, vengo de Francia pero nací en México.
_ Gracias. ¿Gusta tomar asiento señorita Eugenia?
_ Sí _ tomé asiento pero al sentarme oí varias risas detrás de mí mientras que Andrea ahora se levantaba de su lugar.

_ Shhh, no le vayan a decir nada. _ reía en voz muy baja la niña llamada Lucy. Me parece que algo malo me ha hecho.

_ ¿Y usted señorita, de dónde es?
_ Yo soy de España pero desde pequeña tuve que vivir en varios países a causa del trabajo de mi madre. Viví en España,  en Alemania y finalmente llegué a Liverpool con mis tíos.  _ contestó Andrea.
_ Muy bien, tome asiento. Sean bienvenidas las dos. Noto que ambas tienen diferentes acentos, sin embargo dominan el idioma. Hablan fluidamente el inglés, las felicito. _ sonrió amablemente el profesor.

_ Profesor, a usted lo escucho acentuar el inglés de distinta manera. Igual que la demás gente de aquí. Es muy difícil en que les entienda. Por favor a mí hábleme más lento. _ le comenté al profesor.
_ A mí también por favor. He notado que hablan demasiado rápido y fuerte. Una vez estuve de visita por allá en el norte de Inglaterra y escuché hablar a las personas en un tono cantado y más suave. En esta zona no. Son muchas veces en que no entiendo de lo que dice la gente de esta ciudad. _ comentó Andrea.
_ Es porque probablemente no conozcan el acento de Liverpool.
_ ¿Y cuál es? _ le pregunté.

El profesor abrió su estante que se encontraba con candado. Sacó una caja azul de gises blancos y  partió uno para poder escribir  "Scouse".
_ Éste _ señaló. _ El scouse.
_ ¡¿Scouse?! _ Ambas expresamos al observar el nombre escrito en el pizarrón.
_ Sí, es un acento y dialecto del lenguaje inglés que se habla principalmente en el Noreste de Inglaterra, por lo tanto está muy vinculado a la ciudad de Liverpool.
_ Yo jamás había escuchado esa palabra,  profesor. _ comenté.
_ Yo tampoco _ negó la cabeza Andrea.
_ Mientras vivan aquí deben practicar ese acento pero antes deben saber su origen. Así que por favor todo el grupo saque el cuaderno de la asignatura.

Todo el grupo sacó el cuaderno de sus portafolios.

_ Señoritas, pasaré en cada fila a revisar el cuaderno de clase como se mencionó en la lista de útiles.
El profesor pasaba chica por chica en las tres filas de pupitres que había, hasta que llegó mi turno. Revisó mi cuaderno de que viniera forrado como lo solicitó y con la etiqueta en medio.
_ Muy bien Eugenia. _ Pasó luego con Lucy y otras dos niñas más. Pero la última de hasta atrás no había cumplido con los requisitos.
_ Señorita, pedí el cuaderno de forro color guinda no púrpura. Además este cuaderno es muy delgado. No lo acepto. Guárdelo. _ le entregó el cuaderno y estaba por regresar a su escritorio.
_ Profesor Lewis  _  el profesor se detuvo y volteó _ puedo escribir por hoy en este cuaderno, claro, si me lo permite usted.
_ Está bien, sólo por hoy. Pero mañana si no veo el cuaderno como el que tienen sus compañeras, tendrá que retirarse de mi clase.
_ Sí profesor.  _ dijo la chica.

El profesor puede que sea muy agradable pero también muy estricto en algunas situaciones como ésta.
Después de todo dejé dos hojas en blanco. Una para poner la portada y otra para poner los temas que se verán en este primer trimestre de segundo grado.
Está claro que el primer tema, sería el de “dialectos” y empezaríamos con el scouse.
_ Nosotros como scousers…
_ ¿Qué es? _ le interrumpí. Las niñas que tenía a mi costado me miraron molestas excepto Andrea y Karla, me imaginé que Andrea tenía la misma duda que yo, no obstante me sentí apenada y pedí disculpas al profesor.
_ Señorita Le Brun no hay por qué pedir perdón, es bueno que me pregunte. Sólo una pequeña observación, alce la mano la próxima vez.

Asentí bajando la mirada y el profesor me pidió que lo viera y le volviera a poner atención.
_ Aclaro su duda señorita. Los scousers es la manera en que se le llama a la gente de Liverpool o por lógica a la gente que utiliza precisamente el acento scouse. Y por supuesto cualquier duda que tengan alcen la mano, y les digo  especialmente a usted y a la señorita Molina. _ la miró desde su escritorio y continuó _ Porque el acento es muy fuerte y difícil para oídos que no están acostumbrados, como el de ustedes. Les hablaré lo más claro y lento para que puedan entenderme. Es un dialecto muy nasal y que se habla de forma rápida. Además tendrán que alargar la pronunciación de ciertas palabras y acortar otras. _ comentó por último.

Mientras el profesor pasaba la asistencia yo pensé:

 "Ahora comprendo por qué Janeth ha hablado así como Karla, Paul, George y la demás gente de Liverpool"

Mientras tanto en el hospital…
Narra George:

_ Permanecerás otras seis semanas.
_ ¡¿Qué?!
_ Tus estudios de esta mañana no salieron mal, sin embargo es necesario tenerte en observación porque aún no se confirma la curación de tu nefritis. Y más vale que tú pongas de tu parte comiéndote la cantidad de espinacas que se te requiere.
_ Pero no es justo que esté demasiado tiempo en tratamientos como éste, son inútiles doctor. _ me enojé.
_ Sabes que es por el bien de tu propia salud. Además tus padres te están pagando el mejor servicio que se te puede dar. No hay por qué alterarse.

Después mi madre comentó.

_ Simplemente mi hijo se encuentra hoy estresado, doctor.
_ Mamá no me siento estresado, me siento molesto y desesperado. Siguen perdiendo el tiempo conmigo cuando yo ya me siento bien. _ le dije a mi mamá para que el doctor me escuchara sin embargo me ignoró.
_ Señora, están avisados usted y su esposo. Debo atender a otros pacientes. Con permiso.
_ Propio _ respondió mi padre.

El doctor pasó a otra cama junto con la enfermera Denise.

_ Tranquilo hijo, seis semanas y vuelves a casa. _ Mi padre se sentó a un lado mío y me abrazó la espalda.
_ Es que es mucho tiempo papá. No me voy aguantar del aburrimiento aquí en el hospital, prefiero matarme las horas escribiendo en las clases, que estar en cama viendo lo mismo de hace días.
_ Pero tienes tu guitarra. Sólo que en dónde está. No la veo. _ mi papá buscaba la guitarra con la mirada.
_ Ayer Peter se la tuvo que llevar de nuevo.
_ Pero no la vi en la casa _ dijo mamá.
_ Porque la llevó con su amigo según él para que la arreglara y no se volviera descomponer. _ les expliqué.
_ Esa guitarra no fue muy buena _ comentó papá.
_ No lo fue. Pero al menos tuve una.

Me acosté lentamente en la cama y eché un gran suspiro diciendo “¡Cómo la extraño!”

_ ¿A quién extrañas hijo? _ Mi padre me había oído.
_ Supongo que a Eugenia _ le respondió mi madre.
_ Quisiera que no fuera Eugenia y mejor Jennifer, a la niña de la playa que me llegó a querer más que a su perro. Pero sólo fue muy pasajero el cariño que sentí por ella, era más que un juego entre los dos. Mi primer noviazgo sólo llegó y se fue.
_ Sin embargo la pasaste bien. _ dijo mi papá.
_ Sí _ me quedé mirando al techo. _ Sólo recuerdo los divertidos momentos en las vacaciones con Jennifer. Pero Eugenia…me confunde mucho la pobre cabeza. _ dije molesto tocándome la frente.
_ Harold, deja que descanse nuestro hijo. Ha de estar aún triste por la ausencia de Eugenia.
_ No lo creo mamá _ le fruncí el ceño.
_ Como digas Georgie _ mi mamá me besó y le tomó el brazo a mi padre y se fueron porque se tenían que ir a trabajar. Por lo cual pidieron permiso al hospital para que vinieran a visitarme más temprano.

Qué molestia reconocer hasta ahora lo grosero y chocante que fui con Eugenia, además nunca supe si leyó el dichoso papel que le escribí y es mejor borrarme esta inservible inquietud, porque al fin y al acabo qué puedo hacer yo, las cosas ya sucedieron.

Quizas Eugenia se haya ido a otro país. Yo no creo que haya nacido en Liverpool porque no habla el acento scouse y por su físico y forma de hablar no parece ser de Inglaterra.
El mundo es tan grande como el universo, que estoy seguro en que no nos volveremos a encontrar.

Horas después en el instituto…
Narra Eugenia:

Eran las 10:30. Sólo faltaba veinte minutos para que nos dejaran salir a nuestro descanso. La clase que estaba por acabar era la de matemáticas. Era una maestra joven de prendas anticuadas, me sentí temerosa al darme cuenta de su fuerte carácter. Ella había advertido que no explicaría más de una vez si es que no le prestáramos la absoluta atención.
_ Hoy solamente será la introducción. _ dijo _ No les exijo que traigan hoy el libro de trabajo pero si les exijo que sean puntuales a la hora de mi clase. Deben ya de conocer mi forma de castigarlas por cualquier falta que cometan. Eso sí, no toleraré a las revoltosas, a las que hablen y a las que distraigan mi clase porque habrá puntos menos para todo el grupo.
_ Ay, por qué _ se quejó Karla.
_ Mocosa, porque aquí yo no vengo a perder el tiempo a callarles la boca. Vengo a que aprendan a ejercitar su indolente cerebro. _ le respondió muy groseramente.
 _ ¿Sabe? Es una mala suerte tenerla otra vez como maestra de matemáticas _ replicó Karla.

La maestra no dijo ninguna sola palabra. No obstante desde un costado del pizarrón fue capaz de arrojarle el borrador a Karla. Sólo que ella lo desvió encorvando la espalda. La maestra fue hasta su lugar.
_ ¿¡OTRA PALABRA MÁS ROGERS!? _ Karla no alzaba el rostro.
_ ¡Anda mocosa, responde! _ golpeó desesperadamente la paleta de su pupitre. Karla finalmente alzó el rostro y le negó la cabeza con una mirada sumamente severa.
_ ¡Entonces levanta el borrador de inmediato! _ le señaló el borrador donde había caído. Karla la tuvo que obedecer y fue hasta él para después ponerlo en su lugar. En eso sonó la chicharra y todas las niñas se escudaron con los guantes de invierno, los gorros y las bufandas para el agresivo frío que se sentía principalmente en el patio. Sólo esperaban la indicación de la profesora.
 _ Las veré mañana _ cogió la profesora sus libros y salió del aula dejando la puerta abierta. En seguida me levanté con mi almuerzo pero al levantarme muchas chicas se reían de mí y otras me miraban con asco.
_ Ay qué sucia eres _ me miró con repugnancia Lucy, y luego se marchó con su grupito de amigas que reía y reía sin tener dolerles en el estómago.
Yo no sé por qué me dijo sucia si siempre voy presentable a cualquier lado donde vaya. No entiendo tampoco por qué se ríen tanto. 

Karla, Andrea y yo éramos de las últimas en cruzar la puerta que se hallaba hasta atrás de nuestros pupitres, es que estábamos sentadas casi al frente.
_ Oigan, podemos acompañarnos las tres durante el descanso _ sugirió Andrea.
_ Sí, por qué no. Ustedes son de las que más me agradaron del grupo. _ mencioné.
_ Creo que yo igual.  Se ve que no son como ellas.
_ Cómo _ quise saber.
_ Que les encanta estar hablando mal de la gente y molestando al más vulnerable  _ dijo Karla.

Bajé detrás de ellas las escaleras y oí a muchas chicas burlándose y señalándome a mis espaldas mientras yo caminaba. Andrea y Karla iban hablando hasta que vieron que demasiadas niñas no me quitaban la vista.

_ ¿De qué se ríen? _ Les dijo enojada Andrea.
_ Las muy tontas no se dan cuenta que tiene sucia la falda de atrás _ dijeron unas niñas que pasaron a lado nuestro.
_ ¿Sucia? Pero de dónde _ dije tratando de mirarme hacia atrás de mi falda pero no pude alcanzarme a ver. Y miré a Karla que dejó de caminar junto con Andrea.
_ Qué pasa _ noté sus sorpresivas miradas en la parte de atrás de mi falda y rápidamente se acercaron a mí pero alguien me jaloneó del brazo. Era Janeth que me llevaba a los baños agitadamente.
Me hizo que entrara a un sanitario con ella a pesar que nos vieran raramente unas chicas que se lavaban las manos.
_ ¿Acaso no veniste prevenida Eugenia? _ musitó cerrando la puerta con seguro.
_ Para qué _ dije confundida.
_ ¡Oh coño estás menstruando y no lo has notado!
_ ¡¡¿¿QUÉ??!! Si apenas la semana que pasó acabé.
_ Pero tu falda dice otra cosa Eugenia, te pudo haber visto un profesor o incluso la directora. Si alguien te acusa de éstas cosas con la directora, ella manda a llamar a tu papá.
_ Pero Janeth, ¿acaso notas algún olor feo? _ Janeth empezó a olfatear como un sabueso hambriento.
_ Jajaja, no exageres.
_ No, no percibo nada. ¿Pero entonces por qué carajos está esa mancha de sangre en tu falda?
_ No lo sé _ dije al momento en que empecé a recordar lo sucedido en la clase de literatura inglesa.
_ Espera, ahora que recuerdo, pudo haber sido Lucy.
_ Lucy Winslet, ya sabía yo _ musitó Janeth cruzando los brazos muy enfadada.
_ Sí, ahora por eso sé por qué se reía tanto y escondía ese botecito de pintura roja oscura.
_ ¡Esa cabrona las pagará caro por lo que te hizo! _ Janeth pateó la puerta con brusquedad.


_ Ay, la salvaje ahí está. Ya saben, tengan cuidado chicas. _ entraban al baño Lucy junto con sus amigas.
_ ¿Salvaje eh? ¿Y qué hay de ti, tú que pones sobrenombres a todo el mundo? ¿El tuyo no será la mosca de cacas?
_ Jajajaja, mosca. ¿Es en serio? Jajaja estúpida. Y de tu amiga que tienes atrás de ti ¿no me dices nada? _ me señaló con la mirada _ ¿Es la gran orca de los siete mares o la confundí con una ballena? _ Todas se empezaron a reír después de lo que me dijo, claro menos Janeth.
_ Ah por cierto, ya que tienes un feo y horrible nombre, te bautizaremos como la orca, ¿qué les parece? ¿Les gusta chicas?
_ Es genial Lucy. _ dijeron.
_ Mira, no querrás que te rompa la jeta de jabalí que traes de nacimiento. _ Janeth le habló muy golpeado a Lucy.
_ No, porque si lo haces te acuso con la directora. Y a la orca también, por andar exhibiendo su sangrado.  _ amenazó.
_ Lucy, ¿qué te pasa por la cabeza para hacerme tal cosa? _ protesté.
_ De qué hablas. _ se empezó a reír otra vez.
_ Hazte la tonta Lucy, hiciste que se manchara con la pintura mi falda al momento en que me senté.
_ ¿Yo? Jajajaja. Sí fui yo, ¿y qué? ¿Vas ahora acusarme con la directora? Yo lo hice desde hace medio siglo y seguro te está buscando en este momento. _ dijo Lucy.
_ Qué vergüenza me hiciste pasar. No se vale, es el primer día y me empiezas a molestar de ésta manera.
_ Eugenia _ me tocó el hombro Janeth _ quítate el suéter del uniforme y cúbrete con ella la falda. No importa si sientas el frío, sólo es por hoy. Y vamos con la directora a aclararle las cosas para que no te castigue y mejor castigue a ésta _ pasó Janeth empujándola con el hombro.

Salimos de los sanitarios.


Continuará…


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¡HOLA SOCIAS!  ¡Qué gusto me da saludarlas desde este sitio!
¡POR FIN HE SUBIDO

Qué tal los profesores de Eugenia, la de matemáticas es muy dura :( 

Se acercan las vacaciones de invierno y la navidad. Me pone contenta al saber eso. Pero también ayer se cumplió un año en que se abrió esta página con la única historia que verán en este mundo. 
¡EN UN AÑO Y HAY 19 SOCIOS EN MI BLOG! ¡GUOOO! *grita como vikingo rudo*
Digo socios, porque creeo que son chicos ¡CHICOS! Uno de ellos es mi hermano y agradezco en que me apoye siguiéndome en blogger y el otro chico, no tengo idea de quién es? pero eres bienvenido!

DIOS, UN CHICO LEE MI FANFIC DONDE TIENE CONTENIDO FUERTE!

Ok, eso no es cierto -_- 

La segunda parte de este capítulo a una socia se la quiero dedicar, le prometí que ella participaría en esta historia y como dicen...lo prometido es deuda.  
Este capítulo es dedicado con mucho cariño para tí, ANDREA HARRISON LANE. Espero que lo hayas disfrutado y las demás socias también.
 Más que nada quiero agradecer de sus lindos comentarios que me dejan, por favor no dejen de comentar, me interesa mucho lo que piensen de esta historia.
También como verán hemos conocido a Lucy Winslet, este personaje fue creado para una socia que quiere tener el papel de la mala.
"De tantos meses has aparecido Luuu ;)"

Tal vez no suba la semana que viene porque tengo tarea y proyectos que entregar para pasar al segundo semestre de la preparatoria.
Será hasta que salga de vacaciones.

Como último punto quiero finalizar con este vídeo , ¿ustedes ya sabían en realidad que en la ciudad de Liverpool siempre se hablado con este acento? que su nombre es el scouse, como lo mencionó el profesor Lewis en el capítulo.
Aquí sabrán como se oye el scouse.

¡Hasta luego socias!




  

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