Episodio 16
Narra Eugenia:
Antes de retirarme de la cama de George vi en la
ventana una furiosa lluvia que golpeaba allá fuera y…
_ ¡Hola Eugenia! _ brinqué del susto.
_ Ay perdón te
asusté. _ era Peter.
_ Descuida.
Hola. _ esbocé una liviana sonrisa cuando lo miré y pregunté en dónde estaba su
hermano.
_ Sigue en los
laboratorios. ¿Qué hacías? _ se acercó a sentarse a la cama de George.
_ Yo, nada
¿por?
_ Pues veo que
estabas haciendo algo _ me miró preocupado.
_ No, pasaba a
ver la guitarra de tu hermano y ya. _ me tembló la voz.
_ Mmmm, ¿pues
no gustas tocarla? _ preguntó tímido.
_ Está bien _
sonreí gustosamente.
Peter cogió la
guitarra.
_ ¿Por qué no
te sientas en la cama? _ palmeó a un lado de donde él se sentó. Yo le negué.
_ Vamos
Eugenia, yo te ayudo.
_ Aquí estoy
bien, es que me va costar trabajo en pasarme a la cama.
Él no siguió
insistiendo.
Me enseñó
todas las partes de la guitarra y después me indicó cómo colocar los dedos para
hacer un primer acorde.
_ ¿Así es? _
le mostré la posición.
_ Sí, sólo
aprieta más las cuerdas y con la otra mano trata de rasguearlo hacia abajo.
_ Pero es que
mis dedos empiezan a dolerme.
_ Al
principio, pero te acostumbraras si la practicas seguido. _ me sonrió.
Me sonrojé por
lo horrible que se oyeron las cuerdas cuando intenté rasguearlas.
_ Creo que no
me sale. _ hablé en voz baja y me quité la guitarra de mis rodillas.
_ No te
desanimes, a la primera, obviamente no te va salir. Vuelve hacerlo.
Quise hacerlo
pero no me acordaba de la posición. Peter me tuvo que ayudar. Realmente me
tenía él mucha paciencia porque para mí era difícil, y sentía que no avanzaba.
_ Sigue y
trata de memorizar ese acorde. Recuerda que no te tienes que desesperar, todo
con calma. _ me tocó el hombro
… la cortina
se deslizó y encontramos a un George muy sorprendido.
_ ¡¿QUÉ HACES
CON MI GUITARRA?! _ se puso frente de mí.
_ La estaba
tocando, ¿qué no es lógico? _ le contesté molesta.
_ ¿QUIÉN TE LA
PRESTÓ?
_ ¡Tu hermano!
_ le alcé la voz como él me la alzó a mí.
George me
arrebató la guitarra y reclamó
_ Peter, por
qué andas prestando cosas que no son tuyas.
_ Se la presté
porque no quería verla aburrida.
_ Y con mis
cosas. _ bufó _ No tienes por qué hacerlo.
_ Y tú no
tienes por qué gritarle a ella. _ replicó Peter.
_ No la
defiendas.
_ No lo hacía.
George se
dirigió a las cortinas y las deslizó de un jalón. Parecía estar muy denso.
_ Vete ya
aburrida.
_ Por supuesto
_ me salí enojada.
Narra George:
_ Ay Peter _
me toqué la frente _ por qué, por qué permitiste que ella estuviera cerca de mi
almohada. Para eso te pedí que no me acompañaras a mis estudios del riñón. Pudo
haber ella descubierto algo.
_ ¿Algo como
qué? No me dijiste. Qué es lo que no quieres que se dé cuenta.
_ Es que... _
empecé a caminar de un lado a otro.
_ Haber
George, pareces un tigre enjaulado. Cuál es la preocupación ¿Tus estudios
salieron mal?
_ Noooo, los
estudios no me preocupan, es ella _ dije desesperado. _ Qué tal si es que ya la
leyó.
_ Leyó qué.
_ ¡El papel!
Más de lo que le quiero decir y me cuesta mucho trabajo.
_ ¿Te gusta? _
me quedé en silencio después de lo que dijo. _ George. ¿Te gusta o no? _ volvió
a decir.
_ No,
simplemente quiero disculparme por lo duro que he sido con ella. Por eso es
este papel. _ dije finalmente, lo que quiero decirle.
_ Y por qué no
se lo dices de frente.
Peter no iba a
comprenderme.
Narra omnisciente:
Al padre de
Eugenia lo citaron en servicio social. Una señora regordeta lo hizo pasar.
_ ¿Es usted el
Sr. Larry Le Brun? _ la señora tenía un aspecto agrio y muy seco.
_ Sí, me han
citado.
_ Bueno señor,
le queremos informar que su hija la Srta. Eugenia Le Brun Arias no tendrá más
derecho de permanecer en este hospital, debido a que ya han pasado varios días,
y no ha presentado su pago del servicio que se le da.
_ En esta
semana le prometo que se lo daré.
_ Las normas
de este hospital no permiten posponerlo para después, es hoy señor.
_ Por favor se
lo conseguiré lo más pronto que pueda.
_ Lo siento
mucho señor si no es hoy a más tardar en la noche, a su hija la tendrán que dar
de alta mañana.
_ Sólo tres
días, por favor _ Su preocupación se empezaba a notar mucho. _ No sé a dónde pueda llevarla. Yo trabajo y
no tengo a nadie quien pueda cuidar de ella. Sólo tiene 12 años.
_ Señor Le
Brun, no me haga perder más el tiempo. ¿Por favor puede retirarse?
_ No lo haré.
_ Entonces
tendré que llamar a seguridad.
_ No me puede
estar haciendo esto. ¡COMPREDAME!
_ Lo siento
señor, váyase ahora. Tengo a otras personas que atender. _ la señora fue a su
lugar y lo empezó a sacar a empujones, Larry se resistía.
_ Tenga
consideración, deje que se quede más tiempo mi hija, por favor. _ suplicó
Larry.
_ No, váyase.
Larry volvió a
entrar y nuevamente quiso insistirle.
_ ¡No me
marcharé de aquí hasta que usted deje una semana más a mi hija!
Dos hombres
más altos que Larry se acercaron a la trabajadora social.
_ Si usted no
se larga por las buenas será por las malas. ¡SAQUENLO! _ La trabajadora social
les autorizó a los hombres que se lo llevaran afuera.
_ No por favor, no me saquen. ¡Me tienen que
ayudar! _ gritó Larry al último.
Narra Janeth:
Estábamos en
frente de la valla que eran dos puertas enanas pintadas de blanco. John me
había señalado la entrada principal de su casa pero por la lluvia no pude
distinguirla bien. Me acerqué más y a través del orificio de la valla pude ver
el color de su puerta.
Iba entrar
pero John me detuvo.
_ Espera _ me
tocó el brazo _ no tengo llaves para abrir esa puerta. Entraremos por la puerta
de la cocina. No sé si alcances a ver esa reja negra.
_ Sí, sí la
veo.
_ Ah, pues
sólo tengo llaves de esa reja. Más atrás se encuentra el escondido césped de
mis tíos y la puerta de la cocina. Ven, vamos.
Me bajé de la
bici y seguí a John.
Antes de que
entraremos por la puerta de su cocina me advirtió una cosa.
_ Tienes que
ser muy cuidadosa en lo que hagas y digas adentro de la casa. Mi tía no te va
caer bien, tiene el carácter duro, es muy rigorosa y obsesiva en el orden,
conmigo hasta exagera _ recargaba su bici en la pared.
Lo último que
me dijo me molestó de una manera:
_ Así que
demuestra la educación que te hayan ensañado en tu casa.
¿Me ve muy
rebelde? ¿Acaso Inquieta?... ¡¿GROSERA?! _ pensé.
_ Sí, sí. Ya
entremos, me estoy mojando. _ dije desesperada.
_ Entra. _ me
dejó pasar. Prendió las luces y sentí una templada temperatura en toda la
cocina.
Oí unos pasos
que venían.
Una mujer que
no pasa de los cincuenta años, media alta, de muy seria cara, cabello corto y
ondulado, y vestida con un anticuado vestido color azul marino, entraba con dos
tazas de porcelana blanca que tenía en una mano. Se quedó confundida cuando
primeramente me miró de pies a cabeza y luego quedó completamente inmóvil.
_ ¿Quién es
ella John? _ se dirigió a él seriamente.
_ Una amiga
que conocí en la papelería que siempre voy. _ respondió John. _ ¡Y SI ESTÁ
LLOVIENDO POR QUÉ SIEMPRE TE SALES! _ le gritó molesta, llevándose una mano a
su cintura. _ ¡MIRA CÓMO ANDAS! ¡PARECES PERRO MOJADO! ¡SUBETE A CAMBIAR DE
ROPA, RÁPIDO JOHN! _ le ordenó a regañadiates.
_ Espera Mimí.
No sabes el nombre de mi amiga. _ se
acerca a mí para que yo me presentara.
_ Soy Janeth.
Un gusto señora… Mimí _ fui lo más amable que pude.
_ Igual, pero
por ahora no me llames así. Soy la señora Smith para ti. _ me mostró una cálida
sonrisa.
_ Es mejor que te pongas a secar tu ropa. No
quiero que me vayas a mojar todo mi suelo.
_ Sí señora
Smith. _ asentí.
_ John,
llévala al baño de allá arriba. _ le mandó.
Finalmente nos
subimos. Él se fue a cambiar a su recámara y yo me quité mi ropa en el baño
pero antes, la tía de John había tocado la puerta fuertemente y yo abrí.
_ Por lo
mientras ponte esto _ me dio una bata de ducha _ ¿Y tu ropa dónde la dejaste?
_ Ahí _ apunté
al toallero.
_ Pues tiéndela
en una soga que tengo yo en mi lavadero de abajo, hazlo ya. _ cerró la puerta.
Esta vez no me gustó cómo me dijo las cosas pero estaba haciendo algo por mí.
Deberé de darle las gracias después.
Fui al
lavadero y vi a John torpemente tratando de tender su pantalón corto.
_ ¿Qué haces?,
la ropa no se tiende así tonto _ me burlé a risas.
_ Entonces
cómo. _ quiso saber.
_ Así, fíjate.
Cogí dos
pinzas de ropa para colocarlas en el borde de su pantalón y así pudiera
sostenerse en la soga. John observó.
_ Ahora tiende
mi ropa _ le dije cuando terminé de hacerlo y le entregué la mía en una
canasta.
_ Estás loca,
cuélgala tú, es tuya no mía _ la tiró y a mí eso me enojó.
_ Es para que
aprendas. ¡Recoge la canasta y cuelga mi ropa!
_ No lo haré,
y para que veas que sí aprendí voy demostrarte pero con mis zapatos.
_ Adelante _
sonreí finalmente.
Sabía que ese
pequeño bastardo no iba a poder con sus zapatos.
Lo hizo pero
no pudo porque los zapatos no se cuelgan en la soga aunque pudo sostenerse uno
por el pedacito de piel que le atoró.
_ Mira Janeth,
que sí sé. _ John me desafió pero su pobre zapato después se le cayó en su
cabeza. Fue tan gracioso.
_ John, los
zapatos no se cuelgan con la ropa. _ reí sin parar.
_ Sí, riete
burlona. JA-JA.
John era el serio
ahora, después de que su sonrisa de mala gana hizo que me burlara yo aún más.
Una media hora
después estuve yo en su cuarto. Me enseñaba algunos dibujos que hacía dentro de
la escuela. Me dijo que le encantaba hacer caricaturas burlescas hacia los profesores,
que era divertido por supuesto, más que las clases. Eran muy chistosas todas
las caricaturas.
Me levanté de
la cama en la que estaba sentada, y me fui a la ventana a ver la débil luz del
sol que salía. Noté que la lluvia había parado.
_ Mi ropa ya
se habrá secado. Iré por ella _ le dije a John dirigiéndome a la puerta.
Me cambié y
salí del baño, ahí estaba John echándome la mirada de reojo.
_ ¿Qué te
traes?
_ Nada, te
hubieras dejado la bata.
_ ¿para qué? _
le fruncí el ceño.
_ Para que te estuvieras
más tiempo aquí.
_ Pero ya me
voy. _ me fui hacia las escaleras.
_ ¡Hey Janeth!
_ lo miré _ ¿Te volveré a ver? _ dijo.
_ No lo sé.
Bajé las
escaleras percibiendo un olor a sopa de tomate de la cocina y salía Mimí con
unas cucharas.
_ ¿Ya te vas?
_ me preguntó deteniéndose al verme.
_ Sí, le
agradezco por prestarme su bata y me haya recibido en su casa. Hasta luego.
_ Espérate. Le
diré a John que te acompañe a la puerta. ¡JOHN! _ le gritó desde las escaleras.
Bajaba el
chico con una cara no muy agradable y lo seguí hasta la puerta.
_ Oye John fue
divertido lo que hicimos. _ reí mientras él me abría la puerta y noté que
estaba molesto.
_ ¿Estás
enojado? _ le pregunté y él me respondió.
_ Por qué no
te quedas a comer y seguimos viendo más de mis dibujos que tanto te hicieron
reír.
_ No, ya le
causé muchas molestias a tu tía. Ahora que me acuerdo tengo que visitar a una
amiga.
_ A qué amiga
_ seguía molesto.
_ A una que no
veo ya hace mucho tiempo y está en el hospital.
_ Lo dices
porque ya te quieres ir. _ arrugó la nariz.
_ Sí así fuera
ya me hubiera ido, desde mucho antes pero bueno, adiós.
Salí de su
propiedad para tomar el camino y vi a John que aún estaba viéndome desde la
puerta y le sonreí, pero él sólo me miraba con seriedad. Se notaba triste creeo
que le agradé a ese chico pero quizás ya no lo volvería a ver, porque no vive
por donde yo vivo y para volvérmelo a encontrar, será difícil después de todo.
Narra Paul:
Ya no la
busqué más, en mi mente pasó una cosa que debo hacerle caso.
“Janeth ya se
fue de aquí, sin importarle que te dejara solo”
Me puse
desanimado y me marché con el dinero que pude rescatar en mis bolsillos de mis
bermudas. Este día había sido de los peores que me haya pasado. El costoso
reloj que había conseguido finalmente aquéllos se lo habían quedado.
“Malditos
canallas”
De nada sirvió ese regalo, de nada.
Todo lo que
tomé a escondidas de la caja de ahorros de mis padres fue en vano.
Me sentí todo
un idiota, dejé que me golpearan, dejé que Janeth se fuera, dejé que me
robaran. ¡ME DEJÉ ANTE TODO!
Cuando llegué
a mi casa, ubicada en la calle Western Avenue,
Michael me había cuestionado demasiado como…en dónde yo estaba, por qué
había demorado tanto, por qué tengo mi cara larga, por qué lo ignoro. No es que
lo ignore simplemente no era el momento en que le explicara todo, mucho menos
de que me habían asaltado. Mi padre, mi mamá y él creen que me fui con Eugenia,
y no lo sé si era mejor decirles la verdad aunque me hubieran castigado aún
más, pero lo único que quise hacer era tirarme a la cama y dormirme.
La puerta de
mi cuarto la había cerrado con seguro. Michael quiso entrar pero no quise
dejarlo pasar.
Qué es lo que
querrá.
_ Mi papá
quiere verte abajo. Dice que quiere hablar contigo, igual mi mamá. Baja. _ Lo
escuché decir pero no le respondí ningún “Ahí voy” o “Ahora bajo”
_ ¿Sí me
oíste? _ no dije nada, y me puse la almohada en mi cabeza. Ya no quería oírlo.
_ Le diré a
mis padres que no quisiste _ se marchó.
Diario de Eugenia:
20/08/1955
Querido
diario…
Hace tiempo en
que no te escribo, no hay mucho que contarte, los días en el hospital son los
mismos pero por George, el chico que me tocó conocer en este lugar, hace que
los días sean un poco diferentes ya que en la manera en que me molestaba se le
hizo divertido y pues a mí.... a mí también, al menos así no tuve que leer el
mismo libro que ya había acabado de leer.
Pero ahora me
he enojado en serio con él, y supongo que nos evitaremos.
El reloj marcó
una de la tarde con cuarenta y siete minutos. Hoy era sábado y los sábados por
la tarde me aburren mucho, por eso no me gustan, además de que no hay visitas a
esas horas. Pero lo que se me hizo interesante fue el intento de caminar sin
necesitar las muletas y la silla de ruedas. La enfermera Denise me ayudaba
sosteniéndome de mis brazos.
_ ¿Cuándo
podré caminar ya, sin su ayuda? _ le pregunté.
_ Pues cuando
ya tu pie haya reposado lo suficiente, Eugenia.
Después George
se acercó a la enfermera a pedirle que ya le trajera de comer. Eso me molestó.
_ ¿No ves que
está ocupada conmigo? _ fue lo que le dije a George.
_ No siempre
te va atender a ti, también a los demás _ arqueó una ceja obviamente enojado.
_ Oigan, no
empiecen. _ dijo Denise antes de que los dos nos dijéramos de cosas.
_ A usted
Joven Harrison, le traeré de comer cuando den las dos de la tarde por el
momento estoy con Eugenia. Sea un poco más comprensivo.
_ De acuerdo _
asintió George. Y se puso a tocar la guitarra pero de tanto tocarla aparte de
que los pacientes se molestaron, a la guitarra de George una cuerda se le había
reventado. Oí que dijo “DEMONIOS” y se había enfadado demasiado.
_ Eso te pasa
por hacer ruido _ le dije con la razón de que no se enfadara, pero él me ignoró
yéndose a otro lado y la que terminó más molesta fui yo.
Odio que la
gente me ignore, sobre todo George, él lo hace a propósito.
Finalmente
nunca regresó y la comida de su mesa se enfrío. Ahora lo único que irá a comer
será una ensalada inglesa, no era de antojo ¡pero vaya!, mucha verdura
contenía.
Me llevé una
gran sorpresa al momento en que estaba a punto de probar el caldo de pollo. Vi
a alguien muy familiar que se ocultaba tras cada pared. Desde luego supe quien
era por el pelo largo y rubio, venía
hacia mi camilla con tal de llevarse un cubre bocas y una bata de médico con un
estetoscopio colgado en su cuello. Nunca me imaginé que viniera a visitarme mi
mejor amiga.
_ “Quelle surprise de vous voir!”_
emocionada le hablé en francés pero ella al parecer no me había entendido nada
y se me quedó mirando muy rara.
_ Oye, háblame
en el idioma que habla Charles Chaplin, que tus frases en francés ya se me
olvidaron. ¿Me entendiste? _ me dijo con un acento que nunca había escuchado y
me pareció demasiado divertido.
_ Oh sí, pero
Charles Chaplin nunca habló en sus películas. Bueno, quise decirte ¡Qué
sorpresa de verte!
Después me
calló con un “SHH” y me dijo que era mi nueva doctora.
_ ¿Cómo te
dejaron entrar? ¿De dónde sacaste ese disfraz?
_ Digamos que
lo tomé prestado de un doctor.
_ Muy bien
doctora Charles. _ le sonreí
_ No soy
Charles Eugenia, soy tu doctora Chastain. _ reí y ella también.
_ Janeth, en
serio déjame darte un abrazo que te extrañé mucho _ ella se inclinó a la cama
para abrazarme.
Me dio tanto
gusto a mí como a ella que dijo muy feliz:
_ ¡HACE SIGLOS
QUE NO TE VEÍA!
Me preguntó
cómo había estado y qué ha pasado sobre mí. Bueno total le platiqué todo y al
igual quise saber de ella y su mamá cómo habían estado y cómo les iba en esta
ciudad.
_ La verdad es
que la ciudad está de polvo, no hay nada de interesante, sólo los hombres de
navegar que están en el puerto. _ bromeó al último.
_ Ay Janeth
jajaja, eres la misma sólo que ese acento de dónde lo sacaste. _ reí de mucha gana
_ Vivo ¿cuando
salga de aquí me enseñarás la ciudad?
_ ¡Por supuesto
Eugenia! Hasta te presentaré a los amigos que he hecho en el barrio que vivo. _
me esbozó una sonrisa. Pero después noté que se tocó su abdomen.
_ Oye Jan,
¿gustas? Te veo con mucha hambre.
_ No gracias,
mejor me espero hasta la casa, es que si como tu caldo me acabo el plato. _ reí
ante su comentario _ Ahora tengo que tocar un tema contigo.
_ ¡Claro! Qué
tema quieres hablar.
_ Sobre la
carta que recibí. La leí y en verdad lo siento mucho por todo lo que has
pasado, pero hay una cosa que me molestó mucho, ¿por qué no nos avisaron con
tiempo que mi madrina había fallecido?
_ Perdón, pero fue algo inesperado que yo misma no aceptaba, y te
imaginarás como estaba mi padre. _ se me empezó a cortar la voz.
_ Disculpa, no quise remover recuerdos tristes, pero a mí también
me afectó mucho cuando me enteré, porque mi madre me entregó la carta un mes
después. _ dijo muy irritada.
Entre el llanto le dije yo:
_ No te preocupes, el sólo hecho de recordar a mi madre y el no
haber podido despedirme de ella, me causa una gran tristeza.
_ Perdón que te lo diga, pero aunque tu mamá estuviera muerta, te
hubieras despedido de ella.
_ Lo que pasa es que nunca vimos el cuerpo de mi madre, sólo
supimos que se ahogó en un canal pero nunca encontraron su cuerpo.
_ ¡¿QUÉ DICES?! _ se levantó sobresaltada de la cama _ Entonces mi
madrina podría estar viva.
_ ¿Por qué lo dices? _ fruncí el ceño.
_ Porque si no encontraron su cuerpo ¿entonces dónde está? _ se
hizo un silencio profundo en nuestra conversación.
_ Mejor dejemos de hablar de ese tema, y hablemos de otra cosa. _
dije finalmente.
Narra omnisciente:
Larry no se quedó con los brazos cruzados y
fue con el director del hospital, dando la queja que él había sido tratado de
muy pésima gana por la trabajadora social y que era válido levantarle un acta.
Sin embargo
Larry había conseguido lo que tanto insistía, dejar unos días más a su hija en
el hospital. Por ese lado estaba un poco más tranquilo pero aun debía de
buscarle un instituto cuando a ella la dieran de alta.
Visitó el
instituto femenil que le había recomendado la mamá de Janeth y dicho de esto,
también le comentó que la inscribiera lo más pronto posible, pues era uno de
los mejores institutos que había en toda la ciudad y el cupo limitado era
solamente para novecientos cincuenta niñas.
La directora del instituto se encargó de darle
informes a Larry. Le informó acerca del programa de estudios y le enseñó las
instalaciones que ocuparían las alumnas de primer ingreso.
Al cabo del
pequeño recorrido que habían hecho aproximadamente de quince minutos, la
directora le dijo por último a Larry:
_ ¿Alguna duda
o comentario que quisiera decirme señor?
_ No, ninguna
señorita. Le agradezco por haberme atendido de esta forma. Fue muy amable.
_ A usted le
agradezco por su visita. Su nombre es…
_ Larry _
respondió.
_ Bueno señor
Larry, ojalá inscriba a su hija por estas fechas. Aquí la esperare con mucho
gusto el día 5 de septiembre que es el inicio de clases. No lo olvide. La
entrada es a la siete de la mañana.
_ Muchas
gracias señorita. Lo pensaré. Yo estoy seguro que mi hija estará a gusto aquí.
El hombre se
retiró del instituto y quedó un poco más relajado. Se había quitado otro peso
de encima.
Más tarde
después de haber trabajado como encargado de un local de frutas, que fue el
anuncio que encontró en un periódico, a su casa llegó demasiado cansado.
Se arrojó al
sillón como el tronco de un árbol después de ser talado.
Ahora lo único
que ese hombre tenía en su mente era el antojo del tabaco, aunque nunca entró
al círculo de los viciosos. Podría decirse que la última vez en que aspiró uno,
fue cuando tenía diecinueve años. Pero ésta vez fue excepcional e iría
tercamente por una cajetilla de cigarros.
Fue a los
abarrotes y exploró todo el pasillo donde se hallaban diferentes marcas de
cigarros. Sólo que Larry quería encontrar uno en especial de nombre “Faros”. Pero se
acordó que en México es el único país donde se distribuye esa marca.
Buscó
alguna otra diferente en la primera repisa.
_ “Oooooh.
Ninguna caja de cigarros conozco” _ pensó desanimadamente.
Vio debajo de
aquéllas y encontró otras marcas.
De ocho
cajetillas que se mostraban, sólo de tres reconoció sus marcas.
_ ¿Cuál
cogeré, Lucky Strike, Pall
Mall o Camel? _ Se preguntó él mismo en voz baja.
_ Mmmm,
supongo que el cigarrillo Pall
Mall
sin filtro podría ser menos perjudicial que el tradicional _ comentó un hombre
dándole la cajetilla sugerida.
_ Parece que
alguien me escuchó _ sonrió Larry y cuando éste levantó la mirada se sorprendió.
El hombre que
tenía en frente era Harold, aquél hombre que le vendió la casa.
_ Algo me
decía que a ti ya te conocía ¿cómo has estado Larry? _ lo palmeó fuertemente en
la espalda.
Salieron de
los abarrotes los dos hombres en agradable charla, cuando Harold notó la
aparente angustia que reflejaba Larry.
_ ¿Te pasa
algo?
_ No, sólo que
no tengo forma de encontrar un mejor trabajo. En donde estoy me pagan una
miseria. _ Larry se colocó el cigarro en la boca después de responderle muy
desanimadamente.
_ Oye regalame lumbre. _
pidió Larry. Harold sacó su encendedor y prendió el cigarrillo de Larry.
_ Gracias. _ empezó a salir el humo después de haber dado una
fumada.
_
Y exactamente qué haces_ quiso saber Larry.
_
Manejo autobuses públicos. Pero respecto a lo que me comentaste, puede que te
consiga un puesto para ti sólo si...sabes manejar.
_
Sé manejar vehículos pero nunca un autobús. ¿No podré mejor administrar?
_
No Larry, el puesto de administrador ya está ocupado. Pero podrías buscar otras
alternativas. _ le sonrió _ ¡Animo hombre! ¡Ya pronto tendrás un mejor trabajo!
_ tocó su hombro cálidamente.
Al día siguiente…
Narra Paul:
Después de
despertar en una mañana con mucho sol me puse las pantuflas y me bajé con
pijama a desayunar, ahí estaba Michael comiendo de su cereal.
_ Hola amigo _
lo saludé revolviendo su cabello.
_ Hola. Oye…
_ Qué _ me
senté a servir un vaso de leche.
_ Ya que ayer
te la pasaste todo el día encerrado en tu cuarto, que ni si quiera bajaste a
comer y a cenar tienes que saber algo…
_ Qué _ alcé
la mirada.
_ ¡HEY
MICHAEL!, ¿YA BAJÓ TU HERMANO? _ se
escuchó la voz de mi papá desde allá arriba.
_ Sí papá. _
respondió Michael.
_ ¡DILE QUE
VAYA CON SU MADRE! _ Esta vez lo escuché enojado a mi papá.
Por qué será.
_ Ya oíste
Paul, ve con mamá
_ ¿En dónde
está?
_ Allá atrás
en el césped. _ señaló con su pulgar a la puerta de atrás.
Me levanté y
salí afuera. Mamá estaba tendiendo sus sábanas blancas, era sábado y le tocaba
lavar.
_ Buenos días
Paul. _ me sonrió al verme.
_ Que tal
mamá. Dice Michael y mi papá que querías verme.
_ Sí así es,
sólo deja que… _ se estiraba _ cuelgue esta sábana y ahora hablamos.
“¿De qué
querrá hablar conmigo?”
Finalmente
acabó y me miró.
_ Paul,
necesito que me digas la verdad.
_ Sí _ la miré
asintiendo.
_ ¿Tú tomaste
la gran parte de los ahorros de tu padre y yo?
_ No. _ mentí
desde luego.
_ Ya hablé con
tu hermano y él dice que no tomó nada.
_ Tal vez
rateros entraron y no nos dimos cuenta.
_ No lo creo.
_ negó la cabeza _ Tú y Michael son los únicos que saben en dónde guardamos el
dinero. Y vi que falta la mitad.
_ Tal vez los
rateros le rebuscaron y vieron esa caja de madera.
_ No Paul, de
esta casa alguien lo agarró.
_ Yo no fui.
_ ¿Entonces
Michael fue? _ me quedé callado. No quería culparlo, no era justo, pero tampoco
tenía el valor de decirles que fui yo, quien tomó la gran parte de sus ahorros
para un maldito reloj caro.
_ Paul te
estoy hablando
_ No. Me iré a
desayunar, tengo hambre. _ me iba a ir pero ella me detuvo tocando mi hombro.
_ Aun no te vayas. Tengo que decirte que ese
dinero es necesario para pagarle al camión de mudanzas.
_ ¿Qué? _ no
comprendí de lo que me dijo. Ella suspiró.
_ Paul,
queríamos decírtelo pero ayer nunca bajaste a la sala. Tu padre y yo encontramos
una casa y nos vamos a vivir a ella.
Las cosas no
estaban explicadas para mí. Mis padres habían planeado cambiarse de casa y me
enoja en que no me pudieron decir nada ya hasta después.
_ Entonces hoy
viene el camión de mudanza y quieren pagarle, ¿por qué tú y mi papá no me
dijeron nada?
_ Porque aún
no sabíamos si esa casa iba ser la opción correcta o buscáramos otra.
_ ¿Pero iré al
mismo instituto?
_ Sí Paul.
Pero me angustia en cómo desapareció ese dinero ahorrado.
Yo sólo me
quedaba viendo cómo mi mamá Mary se mordía el dedo. Mi padre salió y había
dicho que yo era el único que lo pude haber tomado. Quise negarlo y hacerles
creer que yo no era y tampoco no quise culpar a mi hermano, aunque tuve la
intención de hacerlo pero me iría peor.
_ Jimmy ya te
dijo la verdad.
_ ¡NO MARY!
¡ESTÁ MINTIENDO Y SERÁ MEJOR QUE DIGA YA LA VERDAD! _ Mi padre se empezaba a
desabrochar el cinturón, me dio miedo y mejor le dije la verdad.
Mi mamá nunca
se lo esperó por su sorpresiva cara que noté, ella se había decepcionado mucho
de mí y entiendo el porqué. Ella nunca me dio un ejemplo tan deshonesto como
ése mi padre tampoco pero él se había
enojado mucho más, se había quitado el cinturón por completo.
Salió lo
mismo.
_ ¡TE DARÉ UNA
LECCIÓN JAMES! ¡ENTRA A LA CASA!
Lo tuve que
obedecer.
Narra George:
Escuché decir a la enfermera Denise que a Eugenia pronto la darán de alta.
Que bueno, así tendre más privacidad pero debo
antes decirle algo.
Me dirigí a la camilla de Eugenia.
_ Sabrás que mi hermano me insistió tanto en que me disculpara contigo. Así que te pido disculpas por lo poco grosero que fui todo este
tiempo.
_ ¿Poco? Fuiste muy grosero
George. Pero bueno, estás perdonado. _ volvió a lo que estaba haciendo y yo me fui al pasillo con mi hermano
que estaba ahí observándome.
_ Está bien, ya me perdonó. Me puedo ir en paz. _ le
dije.
_ Si tú lo dices George. ¿No que muy hombre ibas
hablar con ella? _ sonrió burlonamente Peter.
_ No me importa lo que
pienses, yo no voy a decirle nada a Eugenia. No sé por qué te enseñé ese papel que escribí_ me crucé de brazos.
_ No hubo necesidad de que
me lo enseñaras hermano. Yo ya me había dado cuenta desde que la empezaste a mirar al rostro por tanto
tiempo. Y... _ lo interrumpí.
_ Bueno, ahora
que lo sabes, jamás irás a decirle lo que yo te confesé ayer ¿te queda claro? _
le dije en tono de advertencia.
_ Sí, pero yo
que tú no dejaría de hablarle. Son sus últimos días de estar aquí, y yo le haría
pasar un buen momento, en lugar de molestarla, o que de plano la ignore como tú
lo haces. _ también se cruzó de brazos. _ ella no merece ese trato _ desde el pasillo Peter se le quedó mirando a Eugenia con
una sonrisa babosa _ ella es muy linda. _ suspiró.
_ ¡HEY! _ le
troné los dedos. _ ponme atención, que te diré que esa niña no tiene nada de
linda, ¿no ves que ella está gorda? _ Peter iba a decirme algo pero alguien nos
hablaba.
_ ¡Hola! Los
estuve buscando por todo este piso.
_ Ah, hola
Harry _ lo saludó Peter. _ Supongo que vienes a ver a nuestro
hermano.
_ No Peter, yo
vengo a repararle la guitarra que me dijiste que él rompió.
_ Ah sí. Fue
la clavija y la cuerda que se me destrozó. _ le especifiqué.
Harry me dijo con
desagrado:
_ Oye no sé por qué mi padre te compró una si ni quiera sabes cuidarla.
_ Sólo la estaba tocando Harry, ya vete por ella. _ me molesté.
_ Tranquilo gallito, te
dije eso para ver si te molestabas _ se empezó a reír_ dime, dónde está. _ no callaba sus risas.
_ A tres camas de aquí _ apunté con el dedo a donde se encontraba la guitarra.
_ ¿Es la penúltima?
_ Sí
_ Ah ya la ubico, y oye
gallito ¿la niña gorda que está en la última cama es tu nueva novia?
_ Callate _ le di la
espalda.
_ Jajaja, seguro que sí. Me extraña que a ti te gusten las
gordas.
Tanto Peter como Harry se
empezaron a reír mucho, que una enfermera
que pasaba cerca de nosotros los tuvo que callar.
_ Jóvenes no hagan escándalo. Están en un hospital.
Le bajaron el volumen a sus
burlonas risas y la enfermera siguió su camino.
Yo les dije:
_ Si solamente vienen a
esto, mejor no vengan a visitarme, par de tontos.
_ Te gustan las gordas,
jajaja. _ Harry me empezaba irritar.
_ Para nada me gustan las
gordas ya te lo dije.
_ Entonces ¿por qué te encelaste de Peter hace rato?
_ No es cierto Harry, yo
no me encelé de nadie, deja de
molestarme.
_ Sí es cierto, a Peter lo vi que la miraba con ojos de enamorado, y a
ti George que le tronaste los dedos, parece que no te gusta que nadie vea a tu
noviecita del hospital. Jajaja.
_ A mí me gustan las niñas que tengan el cabello
blando y no tengan tanta panza como aquélla niña. _ le dije a Harry.
_ Lo sé, por eso me acuerdo de la Jennifer. Pero mira... _ se acercó más a mí para susurrarme_ no puedes estar soltero sin que pase ni si
quiera una semana. ¿Verdad? _ me empujó con el codo.
_ Tienes razón Harry jajaja._ llegó a escuchar Peter.
_ Y la tengo Peter,
George consigue novia en la playa y
ahora en el hospital que es esa gorda.
_ Oye Peter, de qué lado estás. _ empujé su hombro.
_ De ninguno, pero Harry
dice la verdad. Te gusta Eugenia, hermano.
_ George, tu novia tiene
nombre de rancho _ se burló este Harry_ aparte no se
ve que es de aquí.
_ Creeo que ninguno de los dos recapacitan de lo que les estoy
diciendo. Adiós _ me marché de ahí.
Ellos seguían riendo.
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¡Mis queridas SOCIAS! ¡HOLA!
Después de tanto tiempo ya pude subir por fin mi capítulo, sé que es Jueves y debería subir cada sábado o viernes pero ...¿para qué esperar? Mejor ¡AHORA! y no me atrase.
Ojalá les siga gustando la trama. Si quieren sugerir algún tip no duden escribirme en el comentario .
A mi hermosa hermana Andrea ♡ , le agradezco de que me haya dado un consejo en su fic, lo estoy siguiendo ;) y también por hacerme esta portada:
Si
le dan click a la portada, encontraran una sorpresa ^_^
La
encuentran en la parte de hasta abajo.
Agradezco a mis socias por comentar, GRACIAS.
Y aaah, antes que concluya esta entrada, hay una nueva miembro que quiero darle la bienvenida.
¡CON USTEDES...SALMA MC!
¡GRACIAS POR SER MI SOCIA Y SIÉNTETE BIENVENIDA EN ESTA PÁGINA!
Tengan un buen inicio de mes, feliz día.
Muy pronto estaré nuevamente por acá.
Muy pronto estaré nuevamente por acá.
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ResponderEliminarKARENNNN!!! SI SUBIÓ CAP ! *O* *baila de la emoción*
ResponderEliminarMirko: Con todo respeto déjame decirte....bailas horrible ._.
Sofi: :c ¬ ¬
En fin John le encanto Janeth *-* .. jajaja bueno ha de ser porque coinciden mucho en el carácter :x
Y pobre Paul :c lo castigaran :l pero debe ser responsable de sus actos :l
Georgito e_e estaba celosin :v pero fue muy cruel que la criticaran por su físico >:c Eugenia es buena persona y eso es lo que cuenta -u-
Estuvo muy lindo esa portada 7u7
Excelente capitulo espero con ansias el siguiente *-*
Cuidate mucho Karencita :3
Abrazos y besos *-*
WTF?
ResponderEliminarEugenia es una obesaaaa guaaaoooo! Me la imaginé como toda niña fresa de buen cuerpo, pero ya al chile.
Tú Karen cómo me vez? Una loquishya? XD
Oye estuvo laaaargo y me gustó, me da mucha hueva hacer un tipo resumen de tu cap, pero lo leí. Es que eso de darme a comentarios laaaargos como que ya no tengo ganas pero te juro que leí!
Al fin pude leerlo en blogger estuvo genial *-* excepto en la parte donde insultan a Eugenia que con que sea gorda lo que importa son los sentimientos no el cuerpo en esa parte se me hicieron un par de imbéciles -.- que rompieron. Mi cora </3 fueron muy grotis pero de hay en mas me encanto *-*
ResponderEliminarLo más interesante que me pareció de este capítulo, fue la visita de Janet a Eugenia, porque recordaron a la mamá de esta, y tiene razón Janet, podría estar viva, pues nunca vieron el cuerpo. Por lo que siento que la historia se va a poner más interesante, sube pronto
ResponderEliminarInteresante...uso el anónimo porque es una cuenta que no es mía pero me han llamado mucho la atención los fanics y encontré el tuyo. Es muy interesante y espero que la continúes muy pronto, querida. Sólo que me he dado cuenta que una novela que recomendaste hace poco me ha puesto pensar que no tiene originalidad,pienso que te copia tus grandes ideas que tienes, y es por eso que no seguí leyendo su novela, aparte que no llama la atención. Tal vez no estés de acuerdo conmigo pero si vas a seguir fanfics no lo hagas porque sigan el tuyo sino siguelos, si en verdad valen la pena o no?
ResponderEliminarTú no dejes tu novela pero la otra que no quiero decir su nombre pero sabrás cuál, al menos que tenga más creatividad o para qué escribe.
Cuidate
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarGracias por apoyar mi fanfic, espero lo sigas leyendo y comentes al respecto
EliminarKaren :D!
EliminarVeo que has eliminado el comentario , pero llegué a leerlo!
Gracias por defenderme :'3
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarWOW jajajajaja, bueno quería que subieras uno recién para comentarte TODO lo que quiero comentarte, y es que... vamos, es re groovy todo ésto de que sean niños y sean, real, MÁS MADUROS QUE UNO jajajajaja. Tu fic es algo variado, nada trillado por eso me ha gustado.
ResponderEliminarKaren, ¿eres de México, no es así? DIOS, me he reído fuerte en algunos capítulos con las palabras mexicanas, paisaaaaaaa si eres de México porque yo también AASHAGSA♥. Debo escribir que este George, jamás pensé que lo escribiría, pero me cae pésimo... a ver si llega a cambiar porque sino, le vamos a dar con la chancla como Jim le dio a Paul, ah no... que él le dio con el cinturón lasjhaslk.
Y bueno, lamento comentar hasta después de 4 días pero he estado en exámenes, y bueno. ¡Sube pronto! Muchas gracias por la calurosa bienvenida, créeme que estaré leyendo por aquí, y gracias igual por pasarme tu fic ;-)
Cuídate mucho,
besos! ♥
PD: la playlist está GROOOOVY.
PD2: tengo otra fic que seguro seguiré pronto digo, porque I love you (bla bla blá) ya ha terminado, http://memoiresecrits.blogspot.mx/ {pa' la aburrición}
PD3: ahora sí, chaíto :-)