Episodio 10
Narra Eugenia:
Tenía que ser él, ahora que lo recuerdo su madre me
enseñó muchas de sus fotografías. Claro, en mi mente lo están.
Es el mismo rostro jóven que yo había visto en las
fotografías, sólo que su color de piel aumentó ser más oscura al igual que su
color de pelo. Que yo recuerde su color de pelo era más claro pero su cara
sigue siendo la misma. Por esa razón me figuro que es él si es que no me
alucino. Tiene el cabello alborotado y peinado todo para atrás.
_ Lo más probable es que nunca me hayas visto ni mucho
menos sabes quién soy yo pero yo conozco a tus padres y me han hablado mucho de
ti. Sobre todo tu madre. Ella es la que me enseñó algunas fotografías tuyas. _
Él parecía confundido.
_ Pero yo ni si quiera sé tu nombre. No sé de dónde
hayas salido para que conozcas a mis padres y te hablen de mí.
_ Es que es una larga historia para que te cuente cómo
conozco a tus padres aunque no conozco a tus hermanos más que por foto. ¿Pero si
eres George o no? _ el chico me asintió. Después si vi que era él porque en su
cabecera estaba su nombre completo en plumon negro.
_ Yo soy…
_ Voy al baño _ se levantó de la camilla. Me dejó así
casi con la palabra en la boca. Me sentí ofendida.
Cuando llegó lo vi sentándose a su cama y nuevamente
quise decirle mi nombre pero el chico parecía no interesarle porque se recostó
y se volteó dándome la espalda.
_ Oye… _ le hablé. Él disimuló estar roncando. Me hizo
entender de que de plano no quería conocerme. No sé por qué pero soy demasiada
sentida sólo por el hecho que alguien me ignore.
A la mañana siguiente ya no quería escribir nada en mi
diario. Quería algo y no lo sabía. Me sentí sola a pesar de que en la
habitación hay muchas camas con muchos pacientes. Ya que Paul me tiene en el
olvido es hora de pensar en cómo pararme y regresarme a París. ¿Estaba
frustrada? ¿Estaba triste? ¿Desesperada? ¿Desilucionada? Era eso, tenía la
ilución de hacer una nueva amistad con el que llegó ayer en la noche pero
resultó que no fue así.
Vi que no estaba, no sé a dónde se encontraba, es más
ni me interesa.
Vino la enfermera en su carrito con varias charolas de
los desayunos. El desayuno de hoy era un delicioso cóctel de frutas con miel y
almendras, un antojable jugo de naranja, leche blanca y un sabroso emparedado
de jamón de pavo.
_ ¡Buenos días Eugenia! _ decía la enfermera colocando
en mi mesita el delicioso desayuno.
_ Hola Dennis _ La saludaba.
_ Que lo disfrutes.
_ Gracias Dennise _ La enfermera se estaba retirando de
esas dos camas pero se regresó preguntándome
_ ¿Y el paciente de aquí? _ Señaló la otra cama que se
encontraba a mi lado.
_ No lo sé. ¿Por qué?
_ Tengo su desayuno allá afuera en el corredor y quiero
ver que se lo coma porque es muy posible que lo escupa. _ la enfermera me hizo
un susurro con su mano _ parece no gustarle las espinacas.
Y era cierto de lo que me decía Dennise porque cuando
Geroge regresó de quien sabe dónde, Dennise le colocó en su plato unas
espantosas espinacas.
Disgustado George no las quería probar ni de broma cómerselas
pero la enfermera lo obligó y finalmente hasta yo sin que las probara quedé
asqueada por esas horribles espinacas.
_ Al menos a ti te dan bien de desayunar _ se molestó
conmigo. Cruzado de brazos.
_ Fijate que sí, sólo que por tu culpa no me lo pude
saborear.
_ Yo no tengo la culpa de que me den eso las
enfermeras. _ Se molestó aún más enderezándose un poco de la almohada en que se
apoyó.
_ Bueno, perdón pero ¿por qué te hacen comer eso?
_ Porque estoy enfermo de Netrifis.
_ ¿Qué es eso? _ fruncí el ceño.
_ Es una inflamación del riñón. Es por eso que voy
tantas veces al baño.
_ Ahora comprendo. _ dije más calmada.
_ ¿Y tú cómo te fracturaste el pie?
_ Me caí de la bici en una coladera destapada. Pero
supongo que va sanando ya que no me había fracturado todo el pie. Prontó saldré
de aquí.
Conversamos como pericos. A George se la había pasado
la molestia de las espinacas y platicabamos de cómo habíamos llegado aquí. Él
me dijo que llegó aquí porque lo descubrieron muy débil en su cama después de
un viaje con su familia. Se sentía tan cansado y muy mal que perdió el sentido.
En la noche como a las 7:00 pm yo leía un libro que me
prestó el amigo de mi papá.
_ ¿No has intentado hacer otra cosa? _ Me asomé detrás
del libro. Ahí estaba él.
_ Pues qué puedo hacer si no te dejan escuchar la radio
y yo no puedo caminar bien. _ Me volví acomodar para seguir leyendo la página.
_ Cuenta chistes
_ No soy buena en chistes. No me gustan los chistes.
Son muy tontos _ dije aún con el libro a mi vista.
_ Aguafiestas tenías que ser. _ bajé mi libro y él se
dirigío nuevamente a su cama.
_ ¡MI COMPAÑERA DE A LADO SÍ QUE ES ABURRIDA! _ lo
gritó acostandose cómodamente con los brazos en su nuca. Algunas personas
voltearon a ver nuestras camas.
_ No soy aburrida _ protesté
_ Sí que lo
eres.
_ ¡No lo soy!
_¡Sí!_ me cansé y lo voltié a verlo. George esbozaba
una sonrisa.
_ Ya no me molestes ¿quieres?
_ Aburrida _ seguía diciendo. Para no decirle nada sólo
le saqué la lengua y él se empezó a reir. Este niño cómo molesta, ¿no pudo ser
otro compañero de cama?
Narra onminiciente:
En el taller de las bicicletas
Larry pasaba por ahí para pedir la bici de su hija.
_ Buenas noches
_ Buenas noches _ respondía el
señor del taller. Larry le dio la nota que le había entregado Paul y el señor
en seguida fue a descolgar la bici que había solicitado.
_ Son 22 chelines _ Larry se
sorprendió.
_ ¿Qué?
_ Señor, que son 22 chelines _
volvió a repetirle estirando la mano.
_ Pero no me iba a cobrar nada _
el señor del taller soltó una risa.
_ Oiga señor, me ve cara de bruto
o qué. Mi trabajo no lo hago en balde. Págueme. _ Larry se alertó pues en su
cartera no tenía más que pocos peniques.
_ Mire, un chico llevó la bici y
me dijo que no le cobró nada. Sólo me comentó que la pasara a recoger.
_ Pues ése chico le mintió señor.
Yo siempre les cobró a los que me dejan aquí sus bicis.
Llegó otro cliente a dejar su bici
y el señor del taller se distrajo por lo que Larry aprovechó en ese momento de huir
con la bici negra de su hija.
_ ¡OIGA SEÑOR! ¡NO SE VAYA! ¡ME DEBE!
_ escuchaba lejanamente Larry al alterado señor.
Larry pedaleó muy fuerte hasta
doblar por otra calle.
En esa calle encontró al pequeño
inocente Paul y su hermanito saliendo de una tienda de regalos. Traía una caja
de chocolates en su brazo.
Larry quiso seguir su camino a la
casa pero tenía que hablar de una vez con Paul.
_ ¡Paul! _ aparentaba Larry con
una casual sonrisa de encontrarselo. Paul puso una cara de “Oo” y lo veía
nervioso cuando Larry se le acercaba con la bici.
_ ¡Qué tal señor! ¿cómo le va? _
nervioso se ponía Paul.
_ Pues no muy bien, Paul _ no
quitaba aún su sonrisa Larry _ pero tengo que decirte algo.
_ Diga.
_ Sólo que me quedaste muy mal con
el señor del taller de las bicicletas, sólo eso hijo _ Larry guardaba todo el
enojo para después y trataba de tener un simpático rostro en frente del chico.
Relajado le platicó y todo tranquilo de lo que había pasado en el taller.
Paul no supo que decirle, después
de lo que había provocado.
_ ¿Y esos chocolates para quién
son? _ Sopechó Larry que eran para su hija.
_ Es para mi abuela señor.
_ ¿Desde cuándo tenemos abuela
Paul? _ Michael lo delató. Paul le apretó fuerte su manita. _ ¡Auch Paul! _ Se
soltó de su hermano mayor.
_ No, es para mi mamá. _ Volvió a
mentir. Michael nuevamente lo delató.
_ Mi mamá no come chocolates _
Esta vez Paul le dio un pellizco a su hermano casi en la media nalga.
_ ¡OYE PAUL! ¡NO TE METAS CON MIS
POMPIS! _ gritó Michael molesto. Larry ya sabía desde un principio que Paul le
estaba mintiendo.
_ ¿Son para mi hija? _ preguntó
finalmente Larry.
_ Sí, señor _ agachó Paul la
cabeza avergonzado.
_ Aaaa, pero que chico tan bueno.
Es muy buen detalle para Eugenia. Aaaay _ suspiró _ si supieras que ella como
le encanta el chocolate.
_ ¿SÍ? _ Dijo Paul con la ilución
en sus ojos.
_ Sí Paul, te lo va agradecer
mucho. _ Paul dio una gran sonrisa pero Larry se la desapareció cuando le dijo.
_ No, no, no, yo se los entrego
por ti Paul _ le quitó la caja de chocolates. Paul se desconcertó.
_ Velo tú mismo. Tus mentiras no te salvan. No
te conviene decirlas, tú mismo te pejudicas. Es mejor no decirlas porque haces
que uno te pierda la confianza, como ahorita. _ Larry le dio a entender que no confiaba
para nada en él.
_ Si desde un principio fueras honesto conmigo,
no habría problema en que la volvieras a visitar las veces que quisieras y
llevarle tú mismo los chocolates a mi hija, pero me has mentido y me generaste
un problema con otra gente, por lo que te prohibo que visites a mi hija. Si lo
haces puede que ella me lo diga, es mi hija y me tiene mucha confianza, es
honesta conmigo. ¿Entiendes?
_ Sí señor. _ dijo triste.
_ ¿Cómo te llamas tú muchachito?
_ Michael.
_ Michael, no sigas el ejemplo de
tu hermano. No es adecuado para ti. ¿Si?
_ Sí señor. _ Larry alborotó
suavemente el pelo de Michael.
_ Nos vemos muchachos, cuidense. _
se subió a la bici Larry.
_ Hasta luego señor, igualmente _
contestó Micheal diciendole adiós desde atrás.
_ Gracias, hasta luego. _ se fue.
Paul quedó muy enojado.
_ Ahora veo que tengo razón en no
aprender de ti hermano. Dices muchas mentiras _ decepcionado le dijo Michael,
con esa voz de niño educado.
_ Ya callate. Tú tienes toda la
culpa. Si sólo aprendieras a cerrar la boca. _ Paul estaba enojado, mirando sus
pasos que daban al suelo.
_ Te enojas porque te hice perder
a una chica que sólo buscabas enomorarla, al igual que las otras de tu lista. _
Michael tenía razón pero a Paul no le gustaba que él la tuviera por lo que le
pega agresivamente en su frente. Queda roja la frente de Michael y empieza a
llorar.
_ Te voy acusar con mi mamá _
lloró fuerte sobándose su frente. Unas personas voltearon a verlos.
_ A ver si así aprendes a cerrar
la boca _ le gritó.
Las personas que pasaban enfrente
de ellos empezaron a decir comentarios lo que a Paul le irritaba más como
“pobre niño, que mal que tenga ese hermano” “que mala suerte de que le haya
tocado un hermano así” “Es un mal ejemplo para el pequeño”
Paul se fastidió y dejó al pobre
de su hermano atrás con toda la muchedumbre del centro de Liverpool donde
estaban.
_ Que te roben _ refunfuñó.
_ Paul no me dejes. Esperame _
Gritó el hermano pequeño corriendo para no perderse. Paul lo ignoró y siguió
caminando pensando en que Michael lo estaba persiguiendo pero en realidad no
fue así.
Volteó atrás y no lo encontró. Perdió
a su hermano menor con toda esa gente que paseaba exactamente en el centro de
Liverpool.
Paul desesperado se esparció por
las personas que caminaban de un lado a otro.
_ Oye, ten cuidado.
_ Fijate por dónde caminas
_ ¿Qué te pasa? _ Decía todo esa
gente que chocaba con Paul.
_ ¡Michael! _ gritaba angustiado.
_ ¡MICHAEL!, ¡MICHAEL!, ¡MICHAEL!
_ Corría, se agachaba para ver si lo encontraba pero era inútil. No lo veía.
Salió de esa muchedumbre y se fue
a las bancas, pero nada, no veía niguna cabeza guera a su vista.
Arrpentido de decirle aquéllo a su
hermano le brotaron lágrimas de sus ojos.
<<No debí ni de pensarlo>>
Pensaba él, trsite y desesperado.
_ ¿DÓNDE ESTÁS? _ Gritó a los cuatro
vientos sin dejarle de salir esas lágrimas que rodaban por sus mejillas.
NO MAMES
ResponderEliminarCÓMO QUE NO ENCUENTRA A SU HERMANO?????????????????????????????
Por fin conviven Eugenia y George pero se comportó un pinche grosero con ella. Por qué desde un principio no le hizo caso >:I POR ESO TE DIERON ESPINACAS VERDES PINCHE FLACO :p
Ahora no salí en este cap. pero güey no que te iba ayudar? no me has dicho.
Quiero ayudar cuando salga porque sé que tú no dices tanta majadería como yo XD quiero darle ese toque mío en mi narración aver cómo sale.
POR FIIIIS
SI?
LARRY :D se dejó llevar por lo que le dijo el mentiroso de Paul JAJAJAJAJAJAJA
NO MAMES XD
Gracias por decirme o si no yo me hubiera esperado hasta el viernes este cap. Pero por qué Lunes bueeeh?
Respóndeme en hangouts no sé cómo se escribe pero e en la mierda del chat de google.
Ahí nos comunicamos. Dime si puedo entrar a la narración de mi personaje.
Espero tu mensaje
gran narración,sube pronto
ResponderEliminarPobre Paul, que encuentre a su hermano. ¿Si se lo habrán robado? Ojala que no. Él está sufriendo. Pero ¿Sólo quiso enamorar a Eugenia? :(
ResponderEliminar¡NOOOOOOOOOOOOOOO!
Lo que me dio risa es que George molestaba a Eugenia Jajajajaja ¿Si será habrá una buena amistad entre ellos?
Gracias por avisarme. El viernes vuelvo a checar mi escritorio si es que subiste el capítulo 11.
¡Hola Princesa!
ResponderEliminarVas muy bien. Cada vez, cada una de las historias de tus personajes se van entrelazando más.
Me gusta la actitud de Paul, aunque sea un mentiroso, y aunque no quiera aceptarlo le interesa Eugenia.
George dice que Eugenia es una aburrida, pero me pregunto ¿no ira interesarle también en ella? al ver que es una chica sencilla, que le gusta leer y que es culta e inteligente.
Sigue escribiendo para ver qué pasa.
Vaaaay.